INMUNOLOGIA GRUPO #4
Inmunología:
Ciencia biológica que estudia todos los mecanismos fisiológicos de defensa de
la integridad biológica del organismo. Dichos mecanismos consisten esencialmente
en la identificación de lo extraño y su destrucción.
Respuesta
inmune: Actuación integrada de un gran número de mecanismos heterogéneos de
defensa contra sustancias y agentes extraños. En general, a las sustancias
extrañas se las denomina como antígenos, y son ellos los que desencadenan en el
organismo una serie de eventos celulares que provocan la producción\n de los
mecanismos de defensa.
Inmunidad: conjunto de
mecanismo por microoorganismo
y partículas extrañas,
estos mecanismos se pueden distinguir lo propio de
lo extraño .
La
inmunología es, en la actualidad, una ciencia autónoma y madura, pero sus
orígenes han estado estrechamente ligados a la Microbiología. Su objeto
consiste en el estudio de las respuestas de defensa que han desarrollado los
animales frente a la invasión por microorganismos o partículas extraños, aunque
su interés se ha volcado especialmente sobre aquellos mecanismos altamente
evolucionados e integrados, dotados de especificidad y de memoria, frente a
agentes reconocidos por el cuerpo como no propios, así como de su
neutralización y degradación.
Como tantas otras ciencias, la Inmunología
presenta un prolongado período pre-científico, de observaciones y
aproximaciones meramente empíricas. La resistencia a ulteriores ataques de una
enfermedad infecciosa fue ya recogida en escritos de la antigüedad; el
historiador griego Tucídides (464-404 a.C.) narra que en una epidemia acaecida
durante la guerra del Peloponeso, los enfermos eran atendidos solo por aquellos
que habían sobrevivido previamente a la enfermedad, en la seguridad de que
éstos no volverían a ser contagiados.
Una modificación\n fue introducida en
Occidente en el siglo XVIII por Pylarini y Timoni, y fue popularizada en Gran
Bretaña por Lady Mary Wortley Montagu, esposa del embajador inglés en
Constantinopla, tras una serie inicial de pruebas sobre "voluntarios"
(prisioneros). Sin embargo, este tipo de prácticas no llegaron a arraigar
ampliamente, ya que no estaban exentas de riesgos, entre los cuales figuraba la
posibilidad de transmisión de otras enfermedades.
El
primer acercamiento a la inmunización con criterios racionales fue realizado
por el médico inglés Edward Jenner (1749-1823), tras su constatación de que las
vaqueras que habían adquirido la viruela vacunal (una forma benigna de
enfermedad que sólo producía pústulas en las manos) no eran atacadas por la
grave y deformante viruela humana. En mayo de 1796 inoculó a un niño fluido
procedente de las pústulas vacunales de Sarah Nelmes; semanas después el niño
fue inyectado con pus de una pústula de un enfermo de viruela, comprobando que
no quedaba afectado por la enfermeda. Jenner publicó sus resultados en 1798
("An enquiry into the causes and effects of the variolae
vaccinae..."), pronosticando que la aplicación de su método podría llegar
a erradicar la viruela. Jenner fue el primero en recalcar la importancia de
realizar estudios clínicos de seguimiento de los pacientes inmunizados,
consciente de la necesidad de contar con controles fiables.
La
falta de conocimiento, en aquella Época, de las bases microbiológicas de las
enfermedades infecciosas retrasó en casi un siglo la continuación de los
estudios de Jenner, aunque ciertos autores, como Turenne, en su libro "La
syphilization" (1878) lograron articular propuestas teóricas de cierto
interés.
El
primer abordaje plenamente científico de problemas inmunológicos se debió, a
Louis Pasteur. Estudiando la bacteria responsable del cólera aviar (más tarde
conocida como Pasteurella aviseptica), observó (1880) que la inoculación en
gallinas de cultivos viejos, poco virulentos, las protegía de contraer la enfermedad
cuando posteriormente eran inyectadas con cultivos normales virulentos. De esta
forma se obtuvo la primera vacuna a base de microorganismos atenuados. Fue
precisamente Pasteur quien dio carta de naturaleza al término vacuna, en honor
del trabajo pionero de Jenner.
En
los años siguientes Pasteur abordó la inmunización artificial para otras
enfermedades; concretamente, estableció de forma clara que cultivos de Bacillus
anthracis atenuados por incubación a 45 grados C conferían inmunidad a ovejas
expuestas a contagio por carbunclo. Una famosa demostración pública de la
bondad del método de Pasteur tuvo lugar en Pouilly le Fort, el dos de junio de
1881, cuando ante un gentío expectante se pudo comprobar la muerte del grupo
control de ovejas y vacas no inoculadas, frente a la supervivencia de los
animales vacunados.
Realizó
la primera vacunación antirrábica en humanos el 6 de julio de 1885, sobre el
niño Joseph Meister, que había sido mordido gravemente por un perro rabioso. A
este caso siguieron otros muchos, lo que valió a Pasteur reconocimiento
universal y supuso el apoyo definitivo a su método de inmunización, que abría
perspectivas prometedoras de profilaxis ante muchas enfermedades. Estos logros
determinaron, en buena medida, la creación del Instituto Pasteur, que muy
pronto reunió a un selecto grupo de científicos, que enfocarían sus esfuerzos
en diversos aspectos de las inmunizaciones y de sus bases biológicas. A su vez,
los norteamericanos Salmon y Smith (1886) perfeccionaron los métodos serológicos
de Pasteur, lo que les permitió producir y conservar más fácilmente sueros
tipificados contra la peste porcina.
Informó
que existían fenómenos de eliminación de agentes patógenos por medio de
"células devoradoras" (fagocitos) que actuaban en animales vacunados
contra el carbunco, y explicó la inmunización como una "habituación"
del hospedador a la fagocitosis. Más tarde, ya integrado en el Instituto
Pasteur, propugnó la idea de que los fagocitos segregan enzimas específicos,
análogos a los "fermentos" digestivos (1900). Esta teoría de los
fagocitos constituyó el núcleo de la teoría de la inmunidad celular, de modo
que la fagocitosis se consideraba como la base principal del sistema de defensa
inmune del organismo.
Una importante faceta de la
inmunologia de la primera mitad del siglo xx fue la obtención de vacunas. En 1922 se desarrolla la
vacuna BCG contra la tuberculosis, haciendo uso de una cepa atenuada de
Mycobacterium tuberculosis, el bacilo de calmette-Guerin. La utilización de
coadyuvantes se inicia en 1916, por LeMoignic y piroy.
La inmunogenetica nace cuando Bernstein describe en 1921 el modelo de
transmisión hereditaria de los cuatro grupos sanguineos principales, basandose
en el análisis estadístico de sus proporciones relativas, y con transfusiones
sanguíneas interespecificas permitieron distinguir la gran complejidad de los
antigenos sanguíneos, explicables según unos 300 alelos múltiples.
Se propusieron dos tipos de
teorías: la selectiva y la instructiva. La primera formulación de
tipo instructivo se debió a paul Ehrlich (teoría de las cadenas laterales):
suponía que las células inmunes expresan en su superficie una gran variedad de
cadenas laterales preformadas; la unión de un agente patógeno determinado con
una cadena lateral adecuada seria análoga a la complementariedad entre una
llave y su cerradura; dicha interacción originaria la liberación de la cadena
lateral, e induciría a la célula a producir y liberar mas cadenas laterales de
ese tipo concreto. Como se ve, esta teoría supone que la selectividad de la
cadena lateral esta determinada previamente a la exposición al antigeno, que
solo actúa seleccionando la producción y liberación de la cadena adecuada.
En cambio, durante los años 30 y 40 se daba más
crédito a las teorías instructivas. En
ellas, el antigeno juega un papel central a la hora de determinar la
especificidad del anticuerpo correspondiente. Se sugería que el antigeno
serviría como un molde alrededor del cual se plegaria la molécula del
anticuerpo, que de esta forma adquiriría su especificidad.
Una contribución esencial a
las ideas sobre el mecanismo de formación de los anticuerpos la realizo el
australiano Macfarlane Burneo (1899-1985), al establecer su teoría de la selección clonal; esta
argumenta que cada linfosito B, previamente al contacto con el antigeno,
sintetiza un único tipo de anticuerpo, especifico para cada antigeno
determinante antigénico, de modo que la unión del antigeno causa la
proliferación clonal del linfosito B, con la consecuente síntesis incrementada
de anticuerpos específicos. Esta teoría resucitó las ideas selectivas, y
actualmente es el paradigma aceptado por todos los inmunológicos. Mas
recientemente Niels Jerne ha realizado nuevas aportaciones y refinamientos a la
teoría de la selección clonal, proponiendo un modelo de regulación inmune conocido como teoría de las redes idiotipicas.
Entre los hitos recientes hay
que citar la tecnica de producción de anticuerpos
monoclonales a partir de hibridomas, desarrolla originalmente por Cesar
Milstein y Georges Kohier en 1975, y que presenta una enorme gama de aplicaciones en
biomedicina, o el desentrañamiento de los fenómenos de reorganización
genética responsables de la expresión de los genes de
inmunoglobulinas, por susumu
tonegawa..
Visión General Del Sistema Inmunitario
El sistema inmunitario consta
de varias ‘líneas de defensa’ principales:
Inmunidad
innata (= natural o inespecífica): es una línea de defensa que permite
controlar a mayor parte del agente patógeno. Inmunidad adquirida (= adaptiva o
especifica): suministra una respuesta específica frente a cada agente
infeccioso. El organismo posee una serie de barreras naturales que lo protegen de la infección de los agentes,
patógenos, así como una protección biológica
por medio de la microglia (microbiota) natural que posee.
Barreras Anatómicas y Físicas
Barreras anatómicas (superficiales corporales): la
piel y membranas mucosas
La parte externa de la
epidermis esta compuesta de varias capas de células muertas, recubiertas de la proteína
queratina, resistente al agua. Dicha capa se renueva cada 15-30 días. La dermis
subyacente contiene tejido conectivo con vasos sanguíneos, glándulas sebáceas y
sudoríparas, y folículos pilosos. La piel es una autentica barrera
infranqueable para la mayor parte de los microorganismos. El papel de barrera
de la piel se pone de manifiesto por contraste, pero contrapartida, en un
organismo sano, las heridas se cierran rápidamente por vectores (ácaros,
mosquitos, chinches. etc.).
Por otro lado, existen zonas
de la superficie del cuerpo no recubiertas por piel:
Ojos, intestino, tracto
intestina, tracto urinario. En estas zonas hay fluidos (y en su caso tapizado
ciliar) que colaboran a la eliminación de microorganismos.
Algunos microorganismos han
desarrollado estructuras para invadir el cuerpo del hospedador a partir de las
mucosas.
Función de ph
Por ejemplo, en el estomago,
el ph bajo (alrededor del ph 2) impide que lo atraviese la mayoría de
microorganismos, excepto algunos patógenos (p. ej., Salmonella, Vibrio
cholerae, etc.).
Ph ligeramente acido de la
piel y de la vagina.
Función de la temperatura
Muchas especies no son
susceptibles a ciertos microorganismos sencillamente porque su temperatura
corporal inhibe el crecimiento de estos. Así, los pollos presentan inmunidad
innata al ántrax debido a que su temperatura es demasiado alta para que el
patógeno pueda crecer.
Sustancias antimicrobianas del organismo
- La
lisozima aparece en muchas secreciones (nasofaringe, lagrimas, sudor, sangre,
pulmones, tracto genitourinario…).
-
Beta-lisina, producida por las plaquetas.
- Espermita
en el semen.
Secuestro de hierro
En las células, el fe esta ‘secuestrado’ formando complejos con
moléculas como
hemoglobina, mioglobina, citocromos, ferritina, etc. En la
sangre, el fe esta unido a la transferencia, sin embargo, algunos patógenos han
evolucionado.
Barreras
anatómicas y físicas
Barreras
anatómicas (superficies corporales): la piel y membranas mucosas
La parte externa de la epidermis está
compuesta de varias capas de células muertas, recubiertas de la proteína
queratina, resistente al agua. Dicha capa se renueva cada 15-30 días. La dermis
subyacente contiene tejido conectivo con vasos sanguíneos, glándulas sebáceas y
sudoríparas, y folículos pilosos. La piel es una auténtica barrera
infranqueable para la mayor parte de los microorganismos. El papel de barrera
de la piel se pone de manifiesto por contraste, por ejemplo al comprobar lo
fácilmente que se producen infecciones a partir de quemaduras. Pero como
contrapartida, en un organismo sano, las heridas se cierran rápidamente por
coágulos. Algunos patógenos pueden obviar la barrera de la piel debido a que
son inoculados por artrópodos vectores (ácaros, mosquitos, chinches, etc.).
Por otro lado, existen zonas de la
superficie del cuerpo no recubiertas por piel:
Ojos intestino tracto respiratorio tracto
urinario En estas zonas hay fluidos (y en su caso tapizado ciliar) que colaboran
a la eliminación de microorganismos.
Algunos microorganismos han desarrollado
estructuras para invadir el cuerpo del hospedador a partir de las mucosas.
Función del pH
Por ejemplo, en el estómago, el pH bajo
(alrededor de pH 2) impide que lo atraviese la mayoría de microorganismos,
excepto algunos patógenos (p. ej., Salmonella, Vibrio cholerae,
etc.).
pH ligeramente ácido de la piel y de la
vagina.
Función de
la temperatura
Muchas especies no son susceptibles a
ciertos microorganismos sencillamente porque su temperatura corporal inhibe el
crecimiento de éstos. Así, los pollos presentan inmunidad innata al ántrax
debido a que su temperatura es demasiado alta para que el patógeno pueda
crecer.
Sustancias
antimicrobianas del organismo
La lisozima aparece
en muchas secreciones (nasofaringe, lágrimas, sudor, sangre, pulmones, tracto
genitourinario...).
beta-lisina,
producida por las plaquetas.
Espermina en el
semen.
Secuestro de hierro,
que hace que el Fe libre en el organismo
sea muy escaso (del orden de 10-8M). En las células, el Fe está
"secuestrado" formando complejos con moléculas como hemoglobina,
mioglobina, citocromos, ferritina, etc. En la sangre, el Fe está unido a la
transferrina. Sin embargo, algunos patógenos han evolucionado mecanismos para
obtener Fe a partir de algunas de estas proteínas: se trata de un tipo de
moléculas llamadas sideróforos, que pueden captar Fe a partir de la
transferrina. Como ejemplo, la enterobactina de miembros de la
familia Enterobacteriáceas.
Protección de la
microbiota normal
La microbiota normal del organismo evita
la colonización del hospedador por microorganismos exógenos.
Esa es la razón por la que una limpieza
exagerada de la piel y de la vagina puede ser causa de infecciones por
microbios exógenos. Recuérdese el papel de protección que confiere la bacteria Lactobacillus
acidophilus en el hábitat de la vagina. Por otro lado, un abuso de
antibióticos suministrados por vía oral puede llegar a alterar el equilibrio
ecológico de la microflora intestinal.
En la piel existen dos tipos
principales de "hábitat":
Sistema inmunitario
(propiamente dicho)
Sistema de inmunidad innata, natural o
inespecífica
Elementos del sistema de inmunidad
natural. Si el microorganismo o partícula extraños logran atravesar la piel y
los epitelios, se pone en marcha el sistema de inmunidad natural (inespecífica
o innata), en el que participan los siguientes elementos:
Células:
Fagocitos (o
sea, leucocitos del sistema retículo-endotelial, que se originan en la medula
ósea):en la sangre: los PMN neutrófilos (de vida corta) y los monocitos; en los
tejidos: los macrófagos, que se diferencian a partir de los monocitos. Todos
ellos fagocitan y destruyen los agentes infecciosos que logran atravesar las
superficies epiteliales.
Células asesinas naturales (células NK): son leucocitos que se activan
por interferones inducidos en respuesta a virus. Reconocen y lisan células
"enfermas", infectadas por virus o malignizadas (cancerosas).
Factores solubles:
Proteínas de fase aguda:
aumentan su concentración rápidamente unas 100 veces ante una infección Una de
ellas (la proteína C-reactiva) se une a la proteína C de la superficie del
neumococo, favoreciendo que éste sea recubierto por el sistema de proteínas del
complemento (al que aludiremos enseguida), lo cual a su vez facilita la
fagocitosis por los fagocitos.
Sistema del complemento:
se trata de un conjunto de unas 20 proteínas del suero que interaccionan entre
sí y con otros componentes de los sistemas inmunes innato y adquirido. En el
sistema de inmunidad innata el sistema se activa por la llamada ruta
alternativa.
Funcionamiento del sistema de
inmunidad natural
Endocitosis
La endocitosis es la ingestión de material
soluble (macromoléculas) del fluido extracelular por medio de invaginación de
pequeñas vesículas endocíticas. La endocitosis puede ocurrir de dos maneras
distintas:
A) Pinocitosis
La internalización de las macromoléculas
ocurre por invaginación inespecífica de la membrana plasmática. Debido a esa
inespecificidad, la cuantía de la internalización depende de la concentración
de las macromoléculas.
B) Endocitosis mediada
por receptor
Las macromoléculas son selectivamente
internalizadas debido a su unión a un receptor específico de la membrana.
En cualquiera de estos dos casos, tras la
internalización, las vesículas endocíticas se fusionan entre sí y después con
los endosomas. En el caso de endocitosis, el contenido ácido de los endosomas
hace que se disocie la macromolécula de su receptor. El endosoma se fusiona con
el lisosoma primario, para dar el lisosoma secundario. Los lisosomas primarios
derivan del aparato de Golgi y transportan grandes cantidades de enzimas
hidrolíticos (proteasas, nucleasas, lipasas.
Fagocitosis
La fagocitosis es la unión del
microorganismo (o, en general, un agente particulado, insoluble) a la
superficie de una célula fagocítica especializada (PMN, macrófago), por algún
mecanismo inespecífico, de tipo primitivo (ameboide): emisión de pseudópodos y
englobamiento, para crear un fagosoma (10-20 veces mayor que el endosoma) al
que se unen lisosomas; a partir de aquí el proceso es similar al descrito
anteriormente. La fusión de los gránulos de los fagocitos origina la
destrucción del microbio en unos pocos minutos. La expansión de la membrana en
la fagocitosis (emisión de pseudópodos) requiere la participación de los
microfilamentos, cosa que no ocurre en la pinocitosis-endocitosis.
La destrucción del microorganismo en los
lisosomas secundarios de Pero como hemos dicho, el paso inicial de la
fagocitosis implica que el fagocito debe ser capaz de unirse al microorganismo
y activar la membrana para poder englobarlo. Para ello, cuenta con una ayuda
evolutiva que se ha "añadido" al sistema primitivo ameboide, y que
aumenta su eficacia: el sistema de activación del complemento por la vía
alternativa.
Activación del complemento por la
ruta alternativa
Como ya dijimos, el complemento es un conjunto de 20
proteínas del plasma, que interactúan entre sí y con otros elementos de los
sistemas inmunitarios innato y adquirido, para mediar una serie de importantes
respuestas inmunológicas. El complemento se activa por dos rutas diferentes: la
ruta clásica, (que corresponde al sistema de inmunidad específica, y que
depende de interacciones antígeno-anticuerpo), y la ruta alternativa
(perteneciente al sistema natural). Ambas rutas consisten en un sistema de activación enzimática en cascada, que sigue la lógica de que el producto de una reacción es a su vez una
enzima para la siguiente reacción, produciéndose una respuesta rápida y
amplificada del estímulo inicial.
En la ruta alternativa podemos distinguir
dos grandes fases: la iniciación por el componente C3 y el ensamblaje del
complejo de ataque a la membrana (CAM).
a) Iniciación de la ruta alternativa por el componente
C3.
La acción concertada del polisacárido microbiano y de
la properdina del hospedador estabiliza a la C3-convertasa, que de esta forma comienza a producir grandes cantidades de C3b que se
fijan a la superficie del microorganismo; a su vez, el C3b fijado provoca la
producción y fijación de mayores cantidades de convertasa (C3bBb).
b) Ensamblaje sobre la membrana del
microorganismo del complejo de ataque a la membrana (CAM), por la "vía
post-C3":
Ahora comienzan a juntarse, junto al C3b, y en orden
secuencial, una serie de otros componentes del sistema complemento, que
finalmente constituyen el llamado complejo de ataque a la membrana (CAM), que representa un canal totalmente permeable a iones y agua. Como lo
que acabamos de describir ocurre en toda la superficie del microorganismo, el
resultado son innumerables complejos CAM ensamblados en la membrana citoplásmica,
por los que entran grandes cantidades de agua con iones Na+, que
pueden provocar la lisis del microorganismo.
En este proceso se liberan algunos componentes
solubles del complemento, de los cuales los más importantes son el C3a y el
C5a.
Funciones biológicas del complemento activado por la
ruta alternativa:
a) Como acabamos de ver, una primera secuela (aunque
no siempre ocurre en todos los microorganismos) es la lisis celular por el CAM.
El recubrimiento del microorganismo por numerosas unidades de C3b es un ejemplo
deopsonización: facilita la unión de los fagocitos al agente extraño, para su inmediata
fagocitosis. Papel de los pequeños péptidos solubles C3a y C5a:
b) estimulan la tasa respiratoria de los PMN neutrófilos,
lo que supone una activación de sus mecanismos destructivos dependientes de
oxígeno (citados más arriba). estos péptidos son anafilotoxinas, es decir, estimulan ladesgranulación de los mastocitos y de los PMN
basófilos, lo cual supone la liberación de una variedad de sustancias
i. histamina: provoca vasodilatación y aumento
de la permeabilidad de los capilares sanguíneos.
ii. heparina: efecto
anticoagulante.
iii. factores quimiotácticos que atraen a PMN neutrófilos y eosinófilos.
Todo ello, como se puede ver, va encaminado a
congregar hacia el foco de infección a las células fagocíticas, parte de las
cuales se activan para mecanismos defensivos. Pero además, estas anafilotoxinas
inducen el que los mastocitos sinteti
cen prostaglandinas (PG) y leucotrienos (LT), cuyos papeles fisiológicos son:
intervenir en el mecanismo fisiológico del dolor.
favorecer aún más la quimiotaxis de los PMN.
favorecer más la vasodilatación.
Reacción de inflamación aguda: en un microorganismo a un tejido, con síntomas de dolor (debido a PG y
LT), enrojecimiento, hinchazón y sensación de calor, con un edema debido a la
acumulación de líquido rico en leucocitos. Esta reacción deriva de algunos de
los componentes citados en el anterior epígrafe:
Los péptidos C3a y C5a, junto con los factores quimitácticos segregados por los mastocitos atraen hacia el tejido afectado a los PMN que están circulando por la sangre, que atraviesan los capilares ayudados por el efecto de vasodilatación de la histamina. Al llegar al foco del microorganismo invasor, las células atraídas despliegan todo su arsenal: los PMN neutrófilos reconocen (por medio de unos receptores específicos) a los microorganismos "opsonizados" (recubiertos) por C3b, los fagocitan, y en el fagolisosoma formado descargan su "artillería química", entre ella los mecanismos dependientes de oxígeno, que han sido activados por C3a y C5a.
La vasodilatación y el incremento en la permeabilidad capilar facilitan la entrada al tejido dañado de las enzimas del sistema de coagulación sanguínea: se activa una cascada enzimática que conduce a la acumulación de cadenas insolubles de fibrina, que constituyen el coágulo sanguíneo.
Una vez ocurrida la respuesta de inflamación aguda, y eliminado el microorganismo por los fagocitos, tiene lugar la reparación del tejido dañado y la regeneración con tejido nuevo. La reparación comienza con el crecimiento de vasos capilares en el entramado de fibrina del coágulo sanguíneo. Conforme el coágulo se disuelve, va siendo sustituido por fibroblastos nuevos. La cicatriz es el resultado de la acumulación de nuevos capilares y de fibroblastos.
Otros mecanismos de inmunidad inespecífica:
A) Mecanismos humorales:
Proteínas de fase aguda. Estas proteínas incrementan su concentración espectacularmente cuando se produce una infección. Una de las m<s importantes es la proteína C-reactiva (CRP), que se produce en el hígado ante daño en tejidos. Se une al llamado polisacárido C de la pared celular de una amplia variedad de bacterias y de hongos
Interferones : Los interferones modulan, además la función de las células NK.
B) Mecanismos celulares: dependen de células que destruyen "desde fuera" (no por fagocitosis):
Células NK (asesinas naturales): son
linfocitos grandes, distintos de los B y T que veremos más adelante, y que a
diferencia de estos poseen gránulos citoplásmicos. Su papel es reconocer
células tumorales o infectadas con virus, se unen a ellas y liberan al espacio
que queda entre ambas el contenido de sus gránulos.
Una perforina, proteína que se ensambla en la superficie de la célula enferma y origina un canal parecido al de CAM, provocando la lisis. Factores citotóxicos, que matan a la célula enferma PMN eosinófilos: especializados en atacar grandes parásitos, incluyendo helmintos.
Algunos microorganismos no desencadenan
activación del complemento por la ruta alternativa, y no pueden ser lisados
porque no llegan a quedar opsonizados por la proteína C3b. Incluso existen
microbios que escapan al control de los fagocitos. Para poder enfrentarse con
estos "invasores", la evolución ha desarrollado en los vertebrados, y
principalmente en los mamíferos, una barrera defensiva adicional, aún más
sofisticada, consistente en un tipo de moléculas que funcionan como
"adaptadores flexibles", que por un lado se unen a los fagocitos, y
por el otro se unen al microorganismo, no importa de qué tipo se trate. Este
tipo de adaptadores son los anticuerpos.
En cada tipo de anticuerpos existen 3
regiones:
Una que reconoce específicamente a cada
invasor dos con funciones biológicas: unión al complemento, activándolo por la
ruta clásica;
unión a fagocitos.
En la inmunidad específica se dan dos tipos de respuesta:
Inmunidad específica humoral
Inmunidad específica celular. A continuación se expone un breve resumen de ambas respuestas, que nos servirá para "abrir boca" de cara al estudio con más detalle que emprenderemos más tarde.
Los anticuerpos son los mediadores de la inmunidad específica humoral.
La unión entre el antígeno (Ag) y el
anticuerpo específico (Ac) provoca:
La activación del complemento por la ruta clásica, que puede conducir, al igual que en la ruta alternativa, a la lisis del microorganismo invasor;
Opsonización (recubrimiento) de los fagocitos con complejos Ag-Ac, lo cual facilita la fagocitosis;
Neutralización directa de ciertas toxinas y virus por la simple unión Ag-Ac. Obsérvese que los dos primeros efectos son formas que tiene el sistema específico de "aprovechar" elementos del sistema de inmunidad innata, mediante los cuales determinados elementos de este sistema inespecífico son "encarrilados" mediante los anticuerpos (que son específicos) hacia el foco de la infección de un determinado microorganismo, para su eliminación.
Los Ac están producidos por las células plasmáticas, diferenciadas a partir de los
linfocitos B.
Los Ag son las moléculas del microorganismo o partícula extaña que evocan y reaccionan con los Ac. Son los Ag los que seleccionan el Ac específico que les hará frente. Sin embargo, cada tipo de Ac está preformado antes de entrar en contacto por primera vez con el Ag.
Tras su primer contacto con el Ag
específico, cada linfocito B se multiplica y
diferencia hasta dar un clon de células plasmáticas, que fabrican y excretan
grandes cantidades del Ac específico para el que estaba programado el linfocito
original. A este fenómeno se le conoce con el
nombre de selección y expansión clonal. En cada individuo existen cientos de miles, o
millones de tipos de linfocitos B, cada uno preparado para originar un clon productor
del correspondiente Ac.
La respuesta de formación de Ac provocada tras el primer contacto de cada Ag con el linfocito B se llama respuesta primaria.. Ello se debe a que a partir del linfocito primario que tuvo el primer contacto, aparte del clon de células plasmáticas (responsable de la respuesta primaria), se generó en paralelo otro clon de células B de memoria: cuando el Ag entre por segunda vez, hay en el cuerpo m<s células preparadas que las que encontró en la primera ocasión. Además, estos linfocitos cebados de memoria necesitan menos divisiones celulares antes de poder diferenciarse a su vez en células plasmáticas productoras de Ac.
Características respuesta inmune específica
La respuesta inmune especifica se caracteriza por ser de
carácter clonal, reconocer unos antígenos y no otros (especificidad), desarrollar
memoria y ser autoregulable.
·
Especificidad. Se
sabe que cada antígeno estimula solo a aquel linfocito o grupo de
linfocitos que han desarrollado y en consecuencia poseen en su membrana los
receptores capaces de reconocer y unirse específicamente a él. Estos
receptores, tal como se ha indicado anteriormente, son las
inmunoglobulinas de superficie cuando se trata de linfocitos B o
el TCR cuando se trata de linfocitos T.
·
Clonalidad.
Cuando un linfocito o grupo de linfocitos es activado, este prolifera y se
diferencia en múltiples células derivadas, todas ellas con idénticos receptores
de superficie. Se dice entonces que todas estas células constituyen lo
que se denomina clon celular. Tanto la especificidad como la clonalidad de la
respuesta inmune fueron originariamente definidos en los años
cincuenta por varios inmunólogos entre los que se encontraba Burnet y se
conoció después por la teoría de selección clonal de Burnet. Esta teoría
decía que cada antígeno estimulará a aquel linfocito o grupo de
linfocitos que poseen en su membrana receptores capaces de reconocer y
unirse específicamente a él y que como consecuencia se producía su
proliferación y diferenciación en células con las mismas características de
reconocimiento que los linfocitos originales. Este carácter clona, le
confiere a este tipo de respuesta el carácter de gran eficiencia en
cuanto que cada individuo solo pone en marcha aquellos elementos, celulares y
moleculares, que le son necesarios para una determinada acción.
·
Memoria Inmunológica. Otra
característica importante de este tipo de repuesta es que el organismo mantiene
memoria de un estímulo a otro cuando son de la misma índole. Eso se
debe a la permanencia de linfocitos sensibilizados de larga vida después de un
estímulo antigénico.
·
Autorregulación. Este
tipo de respuesta dispone de mecanismos internos de control, de tal forma que
la intensidad de la misma se regula por acción de diversos tipos de moléculas
entre las que destacan las inmunoglobulinas y sobre todo las
citocinas. En la se recogen las distintas fases de la
respuesta inmune.
Respuesta primaria y secundaria.
Cuando por primera vez un antígeno se pone en contacto con
el organismo, se produce una respuesta inmune que se denomina respuesta
primaria. Por el contrario, cuando al cabo de un tiempo el mismo antígeno
vuelve a activar al sistema inmune, se produce una respuesta que denominamos
respuesta secundaria o adaptativa. Ambas respuestas son, cualitativa y
cuantitativamente, diferentes. Las diferencias esenciales son:
- En
la respuesta primaria los niveles máximos de inmunoglobulinas se alcanzan
tras un largo período de latencia después del estímulo antigénico,
mientras que en la respuesta secundaria se alcanza más rápidamente.
- La
respuesta primaria es de menor intensidad que la secundaria.
- La
respuesta primaria predomina la IgM, mientras que en la secundaria
predomina la IgG.
- La
respuesta secundaria, al predominar en ella la IgG de vida media más larga
que la IgM, es más permanente en su acción que la primera.
Ello se debe a que cuando un antígeno activa por primera
vez a los linfocitos B, éstos necesitan tiempo para diferenciarse en las
células plasmáticas responsables de la síntesis de inmunoglobulinas, mientras
que cuando se trata de la respuesta secundaria, gracias a la permanencia de las
células memoria, se alcanza mucho antes el nivel de células plasmáticas.
Resulta así, que la respuesta será de menos intensidad que tras un segundo
estímulo en que ha aumentado el número de linfocitos sensibles gracias a la
permanencia de células memoria con receptores idóneos para tal
antígeno.
Estos sistemas funcionan de forma secuencial, enviándose
información entre ellos para una eficaz eliminación del patógeno. Así, una vez
que entra el patógeno superando las barreras físico-químicas, se pone en
funcionamiento el sistema inmune innato, con células y factores solubles que
van a tratar de eliminarlos. Tras la activación de este sistema, es únicamente en
los vertebrados donde puede ponerse en marcha el sistema inmune específico
adaptativo, aunque coordinado con los componentes del sistema inmune innato.
Como ejemplos de esta cooperación se encuentran el papel desempeñado por los
macrófagos como células presentadoras de antígeno a los linfocitos T; los
anticuerpos IgM e IgG son capaces de activar el sistema del complemento por la
vía clásica; o la citotoxicidad dependiente de anticuerpo por parte de las
células natural killer.
Se entiende por antígeno toda sustancia con capacidad para
generar una respuesta inmune, esto es que posee capacidad de ser reconocida
como extraña por el sistema inmune. Sabemos que prácticamente cualquier tipo de
molécula biológica, incluyendo azúcares, lípidos, hormonas, metabolitos
intermediarios, carbohidratos complejos, fosfolípidos, ácidos nucléicos y
proteínas pueden ser antígenos. Si se quiere producir anticuerpos contra
pequeñas moléculas, éstas deben unirse antes de la inmunización a una
macromolécula. En este sistema, la molécula pequeña recibe el nombre de
determinantes antígenos .
Los anticuerpos frente a un antígeno se unen a sus grupos
determinantes. Esta capacidad de unión antígeno-anticuerpo (Ag-Ac), es la
característica más importante y común de todas las inmunoglobulinas. Esta unión
es no covalente y débil, de tal forma que la reacción es reversible,
encontrándose los antígenos y los anticuerpos libres en equilibrio dinámico con
los unidos. En general los antígenos son de mayor tamaño que la zona que
participa en la unión con el anticuerpo, de modo que un anticuerpo solo se une
a una zona muy restringida del antígeno. A esta zona del antígeno que participa
en la unión con el anticuerpo se le denomina epitopo o determinante antigénico.
La mayoría de los antígenos poseen múltiples epítopos, con lo que pueden unir
múltiples anticuerpos a la vez siempre que los epítopos estén suficientemente
alejados entre ellos para que no existan interferencias estéricas que lo
impidan
Clásicamente se llamaba antígeno a toda molécula capaz de
generar un anticuerpo. En la actualidad sin embargo, se considera
antígeno a cualquier molécula capaz de unirse a un anticuerpo
independientemente de que pueda, por si sola, generarlo. Aquellas moléculas que
además sean capaces de generar un anticuerpo se les denomina inmunogenas. En
este sentido existen moléculas demasiado pequeñas que llamamos haptenos, que
para generar anticuerpos necesitan ir unidas a moléculas mas grandes llamadas
carrier. Una vez que se han generado de este modo, anticuerpos contra el
hapteno, éste puede unirse a los anticuerpos. El hapteno es por tanto, una
molécula antigénica pero no inmunógena.
Tras la unión antígeno-anticuerpo (Ag-Ac), las sustancias
extrañas (o antígenos) son neutralizadas y posteriormente destruidas por las
inmunoglobulinas a través de mecanismos, que pueden ser diferentes según el
tipo de inmunoglobulina que participa.
Hay multitud de casos en los que los sistemas de defensa
son en sí causa de enfermedad. Esto es, por ejemplo, lo que ocurre cuando el
individuo reacciona incluso frente a sustancias que en principio son inocuas,
como es el polen de plantas, etc. Entonces se habla de reacciones de
hipersensibilidad .
En otros casos, por razones todavía no muy bien conocidas,
el sistema inmune reacciona frente a componentes propios, que destruye,
ocasionando graves trastornos, o incluso la muerte. Se trata de
enfermedades por autoinmunidad, que pueden presentarse frente al sistema
nervioso central, frente a casi todas las glándulas endocrinas, frente a
componentes musculares, etc.
También a veces, las células encargadas de la defensa
inmune, comienzan a proliferar en grandes cantidades, llegando a producir
auténticos cánceres de células libres como son las leucemias, que incluso en
tan sólo meses pueden terminar con la vida del individuo.
La Inmunología, en consecuencia, debe estudiar no
sólo el papel que tiene el sistema inmune en el mantenimiento de la
salud sino también en la génesis y evolución de la enfermedad.
La Inmunología ha contribuido de forma notoria al progreso
de la ciencia actual, primero por aportaciones sobre bases empíricas y después
sobre fundamentos sólidos, fruto del intenso esfuerzo desplegado en el estudio
de los mecanismos de actuación del sistema inmune.
Durante la fase empírica que podemos considerar anterior
al comienzo del presente siglo, la inmunología ofreció la solución a uno de los
grandes problemas que ha azotado a la humanidad, las pandemias. Ello fue
posible gracias a Jenner quien a finales del siglo XVIII y a Pasteur quien a su vez a finales del siglo XIX, prepararon
las vacunas de la viruela y de la rabia respectivamente. Posteriormente se
desarrollarían, entre otras, las vacunas antitifoidea (1898),
anticólera (1892) y antidiftérica (1913).
Después, en lo que podríamos denominar fase científica, y
debido a un mejor conocimiento de las bases biológicas y celulares del sistema
inmune, la inmunología se ha desarrollado ampliamente, siendo una de las
ciencias que más ha evolucionado en los últimos años. Hasta
aproximadamente los años sesenta los aspectos inmunológicos conocidos
aparecían, en el contexto de la Microbiología, como el sistema capaz de
defender al organismo frente a las infecciones. Desde entonces, los
continuos avances en el conocimiento de los mecanismos implicados en la respuesta
inmune han dotado a esta disciplina de un sólido cuerpo de conocimientos.
A este desarrollo han contribuido de manera especial la
puesta a punto de técnicas modernas, tales como los cultivos celulares,
obtención de líneas celulares puras e híbridos celulares, posibilidad de
obtener animales trangénicos, disponibilidad de las técnicas de biología
molecular tales como clonaje de genes, técnica de PCR, el uso del
láser y la microscopía electrónica. En consecuencia, hoy día la Inmunología
posee su propia contextura interna y puede ser firmemente considerada como
ciencia independiente al tiempo que hace posible el desarrollo de otras áreas
gracias a la aplicación de reactivos y técnicas puramente inmunológicas,
adquiriendo así una amplia proyección en Medicina, Veterinaria, Biología,
Bioquímica, Agronomía y Farmacia.
Células del
sistema inmune.
El sistema inmune se compone de una variedad
de diferentes tipos de células y proteínas.
Cada
componente cumple con una tarea especial dirigida a reconocer y/o reaccionar
contra
material extraño.
- Primarios: Suministran el microambiente para
la maduración de los linfocitos.
- Secundarios:
Se encargan de capturar el microorganismo o antígeno, suministrando el entorno
adecuado para que los linfocitos interactúen con él.
LOS
PRINCIPALES ÓRGANOS DEL SISTEMA INMUNE
A.
Timo: El timo es un órgano localizado en la parte superior de la cavidad
torácica.
Linfocitos inmaduros salen de la médula ósea y buscan su camino
al
timo en dónde son instruidos para convertirse en linfocitos T maduros.
B.
Hígado: El hígado es el principal órgano responsable de sintetizar proteínas
del
sistema complemento. Además, contiene un gran número de células
fagocíticas
las cuales ingieren bacterias de la sangre mientras ésta pasa por el
hígado.
C.
Médula Ósea: La médula ósea es el lugar en el que todas las células del
sistema
inmune comienzan su desarrollo a partir de células madre primitivas.
D.
Amígdalas: Las amígdalas son un conjunto de linfocitos en la garganta.
E.
Ganglios linfáticos: Los ganglios linfáticos son un conjunto de linfocitos B
y
linfocitos T a lo largo del cuerpo. Los ganglios linfáticos son uno de los
principales
sitios de formación de anticuerpos.
F.
Bazo: El bazo es un conjunto de linfocitos T, linfocitos B y monocitos
localizado
en el torrente sanguíneo.
G.
Sangre: La sangre es el sistema circulatorio que lleva células y proteínas del
sistema
inmune de una parte del cuerpo a otra.
COMPONENTES
DEL SISTEMA INMUNE
El
sistema inmune está compuesto por una variedad de diferentes tipos de células y
proteínas.
Cada componente realiza una tarea especial dirigida a reconocer material
extraño
(antígenos) y/o reaccionar contra material extraño. Para algunos componentes,
el
reconocer
el material como extraño al cuerpo es su principal y única función. Otros
componentes
funcionan principalmente para reaccionar contra el material extraño.
Mientras
que otros componentes funcionan tanto para reconocer como para reaccionar
contra
antígenos extraños. Dado que las funciones del sistema inmune son críticas para
la
supervivencia,
algunas de ellas pueden ser realizadas por más de un componente del
sistema.
Esta redundancia actúa como un mecanismo de respaldo. Por lo tanto, si un
componente
del sistema completo falta o no funciona bien otro componente puede asumir
parcialmente
por lo menos algunas de sus funciones.
Linfocitos B
Linfocitos T
Fagocitos
LINFOCITOS
B: Los linfocitos B (algunas veces llamados células B) son células
especializadas
del sistema inmune cuya principal función es la de producir anticuerpos
(también
llamados inmunoglobulinas o gammaglobulinas). Los linfocitos B se desarrollan
de
células primitivas (células madre) en la médula ósea (ver lámina IV). Una vez
maduros,
los
linfocitos B pueden ser encontrados en la médula ósea, ganglios linfáticos,
bazo,
algunas
partes del intestino, y en menor proporción en el torrente sanguíneo.
Cuando los linfocitos B son estimulados por
algún material extraño (antígenos),
responden
madurando en otro tipo de célula llamado células plasmáticas. Las células
plasmáticas
son las células maduras que en efecto producen los anticuerpos. Los
anticuerpos,
el principal producto de las células plasma, buscan su camino al torrente
sanguíneo,
tejidos, secreciones respiratorias, secreciones intestinales, e incluso
lágrimas.
Los
anticuerpos son moléculas proteínicas del suero altamente especializadas. Para
cada
antígeno
extraño, hay moléculas de anticuerpos diseñados específicamente para dicho
antígeno.
Tal cómo una llave y una cerradura, existen moléculas de anticuerpos que
encajan
en el
virus de polio, otras están dirigidas específicamente a la bacteria que causa
la difteria,
y
algunas otras que igualan con el virus del sarampión. La variedad de distintas
moléculas
de
anticuerpos es tan extensa que los linfocitos B tienen la habilidad de
producirlas contra
virtualmente
cualquier microorganismo posible en nuestro entorno. Cuando las moléculas
de
anticuerpos reconocen a los microorganismos como extraños, se adhieren
físicamente al
microorganismo
y desatan una compleja cadena de reacciones que involucran a otros
componentes
del sistema inmune (véase Lámina II) que eventualmente destruye al
microorganismo.
Los nombres químicos de las proteínas de anticuerpos son
“inmunoglobulina”
o “gammaglobulina”.
Los anticuerpos varían de molécula a molécula
con respecto a cuales
microorganismos
se unan. Pueden también variar con respecto a sus funciones
especializadas
en el cuerpo (véase Lámina III). Este tipo de variación en cuanto a las
funciones
especializadas es determinada por la estructura química del anticuerpo, la cual
a
su vez
determina la clase del anticuerpo (o inmunoglobulina).
Existen
4 tipos principales de anticuerpos o inmunoglobulinas:
Inmunoglobulina G (IgG)
Inmunoglobulina A (IgA)
Inmunoglobulina M (IgM)
Inmunoglobulina E (IgE)
Cada
clase de inmunoglobulina tiene características químicas especiales que le
proporcionan
ventajas específicas. Por ejemplo, los anticuerpos en la fracción IgG se
forman
en grandes cantidades, su duración es mayor a un mes y viajan a través del
torrente sanguíneo a los tejidos con facilidad. La clase IgG es la única clase
de inmunoglobulinas
que
atraviesa la placenta y lleva la inmunidad de la madre al recién nacido.
Los anticuerpos de la fracción IgA son
producidos cerca de las membranas mucosas
y
buscan su camino dentro de secreciones tales como lágrimas, saliva, bilis y
moco, donde
protegen
contra infecciones del tracto respiratorio y los intestinos.
Los anticuerpos de la clase IgM son los
primeros anticuerpos formados en respuesta
a
infecciones. Por lo anterior, son muy importantes para proteger durante los
días
tempranos
de una infección.
Los anticuerpos de la clase IgE son
responsables ante reacciones alérgicas.
Los anticuerpos protegen al portador contra
infecciones de varias maneras. Por
ejemplo,
algunos microorganismos, tales como los virus, deben adherirse a las células
del
cuerpo
antes de poder causar alguna infección, pero al unirse el anticuerpo a la
superficie
del
virus puede interferir con la habilidad del virus de adherirse a la célula
huésped.
Además
la adhesión del anticuerpo a la superficie de algunos microorganismos puede
provocar
la activación de un grupo de proteínas llamadas sistema complemento que mata
directamente
bacterias o virus. Las bacterias cubiertas por anticuerpos son también mucho
más
fáciles de ser ingeridas y destruidas por los fagocitos (ver a continuación)
que aquellas
bacterias
que no se encuentran cubiertas por anticuerpos. Todas estas acciones de los
anticuerpos
previenen que los microorganismos tengan éxito al invadir los tejidos
corporales
y provoquen infecciones serias.
LINFOCITOS
T: Los linfocitos T ( en ocasiones llamados células T) son otro tipo de
células
inmunes. Los linfocitos T no producen moléculas de anticuerpos. Las tareas
especializadas
de los linfocitos T son: (1) atacar directamente antígenos extraños tales
como
virus, hongos o tejidos transplantados, y (2) actuar como reguladores del
sistema
inmune.
Los linfocitos T se desarrollan a partir de células madre en la médula ósea.
Desde
muy
temprano en la vida fetal, las células inmaduras emigran al timo, un órgano
especializado
del sistema inmune en la cavidad torácica. Dentro del timo, los linfocitos
inmaduros
se desarrollan en linfocitos T maduros (la “T” proviene de Timo). El timo es
esencial
en este proceso, y los linfocitos T no pueden desarrollarse si el feto no
tuviera
timo.
Los linfocitos T maduros dejan el timo para poblar otros órganos del sistema
inmune,
tales
como el bazo, los ganglios linfáticos, la médula ósea y la sangre. Cada
linfocito T
reacciona
con un antígeno específico, así como cada molécula de anticuerpo reacciona con
un
antígeno específico. De hecho, los linfocitos T tienen moléculas en sus
superficies que
son
parecidas a los anticuerpos y reconocen a los antígenos. La variedad de los
distintos
linfocitos
T es tan extensa que el cuerpo tiene linfocitos T que pueden reaccionar
virtualmente
contra cualquier antígeno.
Los linfocitos T varían también de acuerdo a
sus funciones. Existen (1) linfocitos T
“asesinos”
o “efectores”, (2) linfocitos T “ayudantes”, y (3) linfocitos T “supresores”.
Cada
uno tiene una tarea que cumplir en el sistema inmune. Los linfocitos T
efectores son
los
que llevan a cabo la destrucción del microorganismo invasor. Estos protegen al
cuerpo
de
ciertas bacterias y virus que tienen la habilidad de sobrevivir e incluso
reproducirse
dentro
de las células del cuerpo. Los linfocitos T efectores responden también a
tejidos
extraños
al cuerpo, tales como un riñón transplantado. Estos emigran al sitio en donde
exista
una infección o tejido transplantado. Una vez que se encuentran ahí, la célula
efectora
se dirige directamente a su blanco y lo destruye.
Los linfocitos T ayudantes, asisten a los
linfocitos B en producir anticuerpos y
asisten
a los linfocitos T efectores en su ataque a sustancias extrañas. Los linfocitos
T
ayudantes
“ayudan” o aumenta la función de los linfocitos-B, provocando que estos
produzcan
más anticuerpos más rápidamente y a cambiar de la producción de IgM a IgG y
a IgA.
Los linfocitos T supresores, suprimen o apagan
a los linfocitos T ayudantes. Sin las
células
supresoras, el sistema inmune seguiría trabajando aún cuando una infección haya
sido
curada y exagerarían la reacción ante la infección. Juntos, los linfocitos ayudantes
y
supresores
actúan como el termostato del sistema de linfocitos lo que le permite funcionar
lo
suficiente - ni demasiado ni muy poco.
FAGOCITOS:
Los fagocitos son células especializadas del sistema inmune cuya principal
función
es la de ingerir y destruir microorganismos. Estas células, como algunas otras
en el
sistema
inmune, se desarrollan a partir de células madre en la médula ósea. Habiendo
madurado,
emigran a todos los tejidos del cuerpo, pero son especialmente prominentes en
el torrente
sanguíneo, bazo, hígado, ganglios linfáticos y pulmones.
Hay diversos tipos de fagocitos. Leucocitos
polimorfonucleares (neutrófilos o
granulocitos)
que son encontrados en el torrente sanguíneo y pueden emigrar a sitios de
infección
en cuestión de minutos. Son estas células fagocíticas las que aumentan en
número
en el torrente sanguíneo durante una infección y son en gran parte responsables
por
un
recuento elevado de glóbulos blancos en la sangre cuando existe una infección.
Son
también
los fagocitos los que dejan el torrente sanguíneo y se acumulan en los tejidos
durante
las primeras horas de la infección, y son responsables por la formación de
“pus”.
Los monocitos, otro tipo de células
fagocíticas, se encuentran también circulando en
el torrente
sanguíneo. Estos también forran las paredes de los vasos sanguíneos en órganos
como
el hígado y bazo. Aquí capturan microorganismos mientras pasan por la sangre.
Cuando
los monocitos dejan el torrente sanguíneo y entran a los tejidos, estos cambian
en
forma
y tamaño y se convierten en macrófagos.
Las células fagocíticas cumplen un número de
funciones críticas en la defensa del
cuerpo
contra infecciones. Tienen la habilidad de dejar el torrente sanguíneo y
moverse
dentro
de los tejidos hacia el lugar de la infección. Una vez que se encuentran en el
lugar
de la
infección, ingieren al microorganismo invasor. La ingestión del microorganismo
por
las
células facocíticas se vuelve más fácil cuando los microorganismos se
encuentran
cubiertos
ya sea por el anticuerpo, por el complemento o por ambos. Habiendo ingerido al
microorganismo,
el fagocito inicia una serie de reacciones químicas dentro de la célula, lo
cual resulta en la muerte del microorganismo.
CELULAS
AGRESORAS NATURALES (NK)
A
diferencia de otros linfocitos carecen de especialidad y de memoria, por
lo que forma parte del sistema de inmunidad natural o inespecífico.
· Representan el 15-20% de los linfocitos
sanguíneos.
· Sus marcadores distintivos son CD16 y
CD57, pero carecen de marcadores de los linfocitos del sistema específicos.
· Su maduración es extratimica.
· La mayoría son linfocitos granulares
grandes (no todos), con mayor proporción de citoplasma que los T o B.
· Poseen mitocondrias y ribosomas libres,
pero poco REr.
Poseen
dos tipos de función:
· Acción citotóxica
· Acción reguladora del sistema inmune a
través de las citoquinas que producen.
LAS
CÉLULAS MIELOIDES
Este
grupo de células están integrado por:
FAGOCITOS:
estos incluyen los neutrófilos, monocitos, macrófagos. Para estudiarlos, los
estudiaremos dependiendo del número de núcleos.
Polimorfos
nucleares neutrófilos
· -Constituyen el 90% de los leucocitos.
· -Son de vida corta., solo duran de 2 a
3 dias.
· -Son los primeros en llegar a la zona
de infección
· -Estas células constituyen una buena
barrera defensiva frente a bacterias.
Fagocitos
mononucleares
Estos
están constituidos por los monocitos circulantes y por los macrófagos
tisulares.
Monocitos:
· -Sus granulos son lisosomas que
contienen peroxidasa e hidrolasas ácidas importantes para el mecanismo de
muerte intracelular de microorganismos.
Macrófagos:
Los
monocitos migran a tejidos y se diferencian a macrófagos. Los macrófagos pueden
ser:
· Residentes: cumple misiones concretas
en cada uno de los tejidos, recibiendo diferentes nombres dependiendo de su
localización.
· Libres:
están estratégicamente situados para atrapar material extraño en órganos
linfoides secundarios
Los
macrófagos son células de vida más larga que los neutrófilos. Están
especialmente adaptados a luchar contra virus,
bacterias y protozoos celulares.
CELULAS
DENDRITICAS
Son
morfológicamente parecidas a las células dendríticas del SN. Existen dos tipos d estas células:
Células
dendríticas interdigitantes: aparentemente derivan de precursores mieloides de
la médula ósea. Están presentes en los intersticios de la mayor parte de los
órganos.
Células
dendríticas foliculares: estas no derivan de la médula ósea. Están presentes en
los folículos secundarios de las áreas ricas en células B de los ganglios y del
bazo.
EOSINOFILOS: Son células móviles que pueden
migrar desde la sangre a los tejidos,
atraídos por factores quimiotacticos. Su función principal es la defensa
inespecífica frente a grandes parásitos.
BASOFILOS
Y MASTOCITOS: Constituyen menos del 1% de los leucocitos. Aunque parece que los
mastocitos derivan de la misma rama que los basófilos, estos últimos circulan
en sangre y los mastocitos residen en los tejidos.
PLAQUETAS:
Son células anucleadas que derivan de los meganocitos de la médula ósea. Su
papel no inmune consiste en colaborar con la coagulación de la sangre. Su
actividad inmune se centra en los fenómenos de inflamación.
Como muestra de gratitud por la forma en que mi esposo se salvó de Lymes, decidí acercarme a quienes aún sufren de esto. mi esposo sufría de lymes y fue realmente duro y desgarrador para mí porque él era mi todo y los síntomas eran terribles, probamos varias terapias recetadas por nuestro neurólogo pero ninguna pudo curarlo. Busqué una cura y vi el testimonio de tantas personas que se curaron de Lymes, y tantas otras con problemas corporales similares, y dejaron el contacto de este médico que tenía la cura a base de hierbas para Lymes. Nunca imaginé que Lymes tuviera una cura hasta que lo contacté y me aseguró que mi esposo estaría bien. Obtuve la medicación a base de hierbas que me recomendó y mi esposo la usó y en un mes estuvo completamente bien incluso hasta este momento, está tan lleno de vida. El limo tiene una cura y es una cura a base de hierbas, comuníquese con el médico para obtener más información sobre drituaherbalcenter @ gmail.com dr itua puede curar herpes, vih, cáncer, als, copd, hpv, lupus, ms, diabetes y otras enfermedades. Hable con dr itua sobre cómo obtener el medicamento. gracias por leer mi testimonio. www.drituaherbalcenter.com
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