lunes, 27 de enero de 2014

INMUNOLOGIA GRUPO #4



Inmunología: Ciencia biológica que estudia todos los mecanismos fisiológicos de defensa de la integridad biológica del organismo. Dichos mecanismos consisten esencialmente en la identificación de lo extraño y su destrucción.

Respuesta inmune: Actuación integrada de un gran número de mecanismos heterogéneos de defensa contra sustancias y agentes extraños. En general, a las sustancias extrañas se las denomina como antígenos, y son ellos los que desencadenan en el organismo una serie de eventos celulares que provocan la producción\n de los mecanismos de defensa.

Inmunidad:  conjunto de  mecanismo por  microoorganismo y  partículas  extrañas,  estos  mecanismos se  pueden distinguir lo  propio de  lo  extraño .

La inmunología es, en la actualidad, una ciencia autónoma y madura, pero sus orígenes han estado estrechamente ligados a la Microbiología. Su objeto consiste en el estudio de las respuestas de defensa que han desarrollado los animales frente a la invasión por microorganismos o partículas extraños, aunque su interés se ha volcado especialmente sobre aquellos mecanismos altamente evolucionados e integrados, dotados de especificidad y de memoria, frente a agentes reconocidos por el cuerpo como no propios, así como de su neutralización y degradación.

Como tantas otras ciencias, la Inmunología presenta un prolongado período pre-científico, de observaciones y aproximaciones meramente empíricas. La resistencia a ulteriores ataques de una enfermedad infecciosa fue ya recogida en escritos de la antigüedad; el historiador griego Tucídides (464-404 a.C.) narra que en una epidemia acaecida durante la guerra del Peloponeso, los enfermos eran atendidos solo por aquellos que habían sobrevivido previamente a la enfermedad, en la seguridad de que éstos no volverían a ser contagiados.

 Una modificación\n fue introducida en Occidente en el siglo XVIII por Pylarini y Timoni, y fue popularizada en Gran Bretaña por Lady Mary Wortley Montagu, esposa del embajador inglés en Constantinopla, tras una serie inicial de pruebas sobre "voluntarios" (prisioneros). Sin embargo, este tipo de prácticas no llegaron a arraigar ampliamente, ya que no estaban exentas de riesgos, entre los cuales figuraba la posibilidad de transmisión de otras enfermedades.

El primer acercamiento a la inmunización con criterios racionales fue realizado por el médico inglés Edward Jenner (1749-1823), tras su constatación de que las vaqueras que habían adquirido la viruela vacunal (una forma benigna de enfermedad que sólo producía pústulas en las manos) no eran atacadas por la grave y deformante viruela humana. En mayo de 1796 inoculó a un niño fluido procedente de las pústulas vacunales de Sarah Nelmes; semanas después el niño fue inyectado con pus de una pústula de un enfermo de viruela, comprobando que no quedaba afectado por la enfermeda. Jenner publicó sus resultados en 1798 ("An enquiry into the causes and effects of the variolae vaccinae..."), pronosticando que la aplicación de su método podría llegar a erradicar la viruela. Jenner fue el primero en recalcar la importancia de realizar estudios clínicos de seguimiento de los pacientes inmunizados, consciente de la necesidad de contar con controles fiables.

La falta de conocimiento, en aquella Época, de las bases microbiológicas de las enfermedades infecciosas retrasó en casi un siglo la continuación de los estudios de Jenner, aunque ciertos autores, como Turenne, en su libro "La syphilization" (1878) lograron articular propuestas teóricas de cierto interés.

El primer abordaje plenamente científico de problemas inmunológicos se debió, a Louis Pasteur. Estudiando la bacteria responsable del cólera aviar (más tarde conocida como Pasteurella aviseptica), observó (1880) que la inoculación en gallinas de cultivos viejos, poco virulentos, las protegía de contraer la enfermedad cuando posteriormente eran inyectadas con cultivos normales virulentos. De esta forma se obtuvo la primera vacuna a base de microorganismos atenuados. Fue precisamente Pasteur quien dio carta de naturaleza al término vacuna, en honor del trabajo pionero de Jenner.
En los años siguientes Pasteur abordó la inmunización artificial para otras enfermedades; concretamente, estableció de forma clara que cultivos de Bacillus anthracis atenuados por incubación a 45 grados C conferían inmunidad a ovejas expuestas a contagio por carbunclo. Una famosa demostración pública de la bondad del método de Pasteur tuvo lugar en Pouilly le Fort, el dos de junio de 1881, cuando ante un gentío expectante se pudo comprobar la muerte del grupo control de ovejas y vacas no inoculadas, frente a la supervivencia de los animales vacunados.
Realizó la primera vacunación antirrábica en humanos el 6 de julio de 1885, sobre el niño Joseph Meister, que había sido mordido gravemente por un perro rabioso. A este caso siguieron otros muchos, lo que valió a Pasteur reconocimiento universal y supuso el apoyo definitivo a su método de inmunización, que abría perspectivas prometedoras de profilaxis ante muchas enfermedades. Estos logros determinaron, en buena medida, la creación del Instituto Pasteur, que muy pronto reunió a un selecto grupo de científicos, que enfocarían sus esfuerzos en diversos aspectos de las inmunizaciones y de sus bases biológicas. A su vez, los norteamericanos Salmon y Smith (1886) perfeccionaron los métodos serológicos de Pasteur, lo que les permitió producir y conservar más fácilmente sueros tipificados contra la peste porcina.


Informó que existían fenómenos de eliminación de agentes patógenos por medio de "células devoradoras" (fagocitos) que actuaban en animales vacunados contra el carbunco, y explicó la inmunización como una "habituación" del hospedador a la fagocitosis. Más tarde, ya integrado en el Instituto Pasteur, propugnó la idea de que los fagocitos segregan enzimas específicos, análogos a los "fermentos" digestivos (1900). Esta teoría de los fagocitos constituyó el núcleo de la teoría de la inmunidad celular, de modo que la fagocitosis se consideraba como la base principal del sistema de defensa inmune del organismo.

Una importante faceta de la inmunologia de la primera mitad del siglo xx fue la obtención de vacunas. En 1922 se desarrolla la vacuna BCG contra la tuberculosis, haciendo uso de una cepa atenuada de Mycobacterium tuberculosis, el bacilo de calmette-Guerin. La utilización de coadyuvantes se inicia en 1916, por LeMoignic y piroy.

La inmunogenetica nace cuando Bernstein describe en 1921 el modelo de transmisión hereditaria de los cuatro grupos sanguineos principales, basandose en el análisis estadístico de sus proporciones relativas, y con transfusiones sanguíneas interespecificas permitieron distinguir la gran complejidad de los antigenos sanguíneos, explicables según unos 300 alelos múltiples.

Se propusieron dos tipos de teorías: la selectiva y la instructiva. La primera formulación de tipo instructivo se debió a paul Ehrlich (teoría de las cadenas laterales): suponía que las células inmunes expresan en su superficie una gran variedad de cadenas laterales preformadas; la unión de un agente patógeno determinado con una cadena lateral adecuada seria análoga a la complementariedad entre una llave y su cerradura; dicha interacción originaria la liberación de la cadena lateral, e induciría a la célula a producir y liberar mas cadenas laterales de ese tipo concreto. Como se ve, esta teoría supone que la selectividad de la cadena lateral esta determinada previamente a la exposición al antigeno, que solo actúa seleccionando la producción y liberación de la cadena adecuada.

En cambio, durante los años 30 y 40 se daba más crédito a las teorías instructivas. En ellas, el antigeno juega un papel central a la hora de determinar la especificidad del anticuerpo correspondiente. Se sugería que el antigeno serviría como un molde alrededor del cual se plegaria la molécula del anticuerpo, que de esta forma adquiriría su especificidad.

Una contribución esencial a las ideas sobre el mecanismo de formación de los anticuerpos la realizo el australiano Macfarlane Burneo (1899-1985), al establecer su teoría de la selección clonal; esta argumenta que cada linfosito B, previamente al contacto con el antigeno, sintetiza un único tipo de anticuerpo, especifico para cada antigeno determinante antigénico, de modo que la unión del antigeno causa la proliferación clonal del linfosito B, con la consecuente síntesis incrementada de anticuerpos específicos. Esta teoría resucitó las ideas selectivas, y actualmente es el paradigma aceptado por todos los inmunológicos. Mas recientemente Niels Jerne ha realizado nuevas aportaciones y refinamientos a la teoría de la selección clonal, proponiendo un modelo de regulación inmune conocido como teoría de las redes idiotipicas.

 Entre los hitos recientes hay que citar la tecnica de producción de anticuerpos monoclonales a partir de hibridomas, desarrolla originalmente por Cesar Milstein y Georges Kohier en 1975, y que presenta  una enorme gama de aplicaciones en biomedicina, o el desentrañamiento de los fenómenos de reorganización genética responsables de la expresión de los genes de inmunoglobulinas, por susumu tonegawa..

Visión General Del Sistema Inmunitario

El sistema inmunitario consta de varias ‘líneas de defensa’ principales:

Inmunidad innata (= natural o inespecífica): es una línea de defensa que permite controlar a mayor parte del agente patógeno. Inmunidad adquirida (= adaptiva o especifica): suministra una respuesta específica frente a cada agente infeccioso. El organismo posee una serie de barreras naturales que lo protegen de la infección de los agentes, patógenos, así como una protección biológica por medio de la microglia (microbiota) natural que posee.

Barreras Anatómicas y Físicas

Barreras anatómicas (superficiales corporales): la piel y membranas mucosas
La parte externa de la epidermis esta compuesta de varias capas de células muertas, recubiertas de la proteína queratina, resistente al agua. Dicha capa se renueva cada 15-30 días. La dermis subyacente contiene tejido conectivo con vasos sanguíneos, glándulas sebáceas y sudoríparas, y folículos pilosos. La piel es una autentica barrera infranqueable para la mayor parte de los microorganismos. El papel de barrera de la piel se pone de manifiesto por contraste, pero contrapartida, en un organismo sano, las heridas se cierran rápidamente por vectores (ácaros, mosquitos, chinches. etc.).

Por otro lado, existen zonas de la superficie del cuerpo no recubiertas por piel:

Ojos, intestino, tracto intestina, tracto urinario. En estas zonas hay fluidos (y en su caso tapizado ciliar) que colaboran a la eliminación de microorganismos.

 Algunos microorganismos han desarrollado estructuras para invadir el cuerpo del hospedador a partir de las mucosas.

 Función de ph

Por ejemplo, en el estomago, el ph bajo (alrededor del ph 2) impide que lo atraviese la mayoría de microorganismos, excepto algunos patógenos (p. ej., Salmonella, Vibrio cholerae, etc.).

Ph ligeramente acido de la piel y de la vagina.

Función de la temperatura
 Muchas especies no son susceptibles a ciertos microorganismos sencillamente porque su temperatura corporal inhibe el crecimiento de estos. Así, los pollos presentan inmunidad innata al ántrax debido a que su temperatura es demasiado alta para que el patógeno pueda crecer.

Sustancias antimicrobianas del organismo
 - La lisozima aparece en muchas secreciones (nasofaringe, lagrimas, sudor, sangre, pulmones, tracto genitourinario…).
- Beta-lisina, producida por las plaquetas.
- Espermita en el semen.

Secuestro de hierro
 En las células, el fe esta ‘secuestrado’ formando complejos con moléculas como
hemoglobina, mioglobina, citocromos, ferritina, etc. En la sangre, el fe esta unido a la transferencia, sin embargo, algunos patógenos han evolucionado.

Barreras anatómicas y físicas

Barreras anatómicas (superficies corporales): la piel y membranas mucosas
La parte externa de la epidermis está compuesta de varias capas de células muertas, recubiertas de la proteína queratina, resistente al agua. Dicha capa se renueva cada 15-30 días. La dermis subyacente contiene tejido conectivo con vasos sanguíneos, glándulas sebáceas y sudoríparas, y folículos pilosos. La piel es una auténtica barrera infranqueable para la mayor parte de los microorganismos. El papel de barrera de la piel se pone de manifiesto por contraste, por ejemplo al comprobar lo fácilmente que se producen infecciones a partir de quemaduras. Pero como contrapartida, en un organismo sano, las heridas se cierran rápidamente por coágulos. Algunos patógenos pueden obviar la barrera de la piel debido a que son inoculados por artrópodos vectores (ácaros, mosquitos, chinches, etc.).
Por otro lado, existen zonas de la superficie del cuerpo no recubiertas por piel:
Ojos intestino tracto respiratorio tracto urinario En estas zonas hay fluidos (y en su caso tapizado ciliar) que colaboran a la eliminación de microorganismos.
Algunos microorganismos han desarrollado estructuras para invadir el cuerpo del hospedador a partir de las mucosas.

Función del pH
Por ejemplo, en el estómago, el pH bajo (alrededor de pH 2) impide que lo atraviese la mayoría de microorganismos, excepto algunos patógenos (p. ej., Salmonella, Vibrio cholerae, etc.).
pH ligeramente ácido de la piel y de la vagina.

 Función de la temperatura
Muchas especies no son susceptibles a ciertos microorganismos sencillamente porque su temperatura corporal inhibe el crecimiento de éstos. Así, los pollos presentan inmunidad innata al ántrax debido a que su temperatura es demasiado alta para que el patógeno pueda crecer.
Sustancias antimicrobianas del organismo

La lisozima aparece en muchas secreciones (nasofaringe, lágrimas, sudor, sangre, pulmones, tracto genitourinario...).
beta-lisina, producida por las plaquetas.
Espermina en el semen.
  
Secuestro de hierro,
que hace que el Fe libre en el organismo sea muy escaso (del orden de 10-8M). En las células, el Fe está "secuestrado" formando complejos con moléculas como hemoglobina, mioglobina, citocromos, ferritina, etc. En la sangre, el Fe está unido a la transferrina. Sin embargo, algunos patógenos han evolucionado mecanismos para obtener Fe a partir de algunas de estas proteínas: se trata de un tipo de moléculas llamadas sideróforos, que pueden captar Fe a partir de la transferrina. Como ejemplo, la enterobactina de miembros de la familia Enterobacteriáceas.

Protección de la microbiota normal
La microbiota normal del organismo evita la colonización del hospedador por microorganismos exógenos.
Esa es la razón por la que una limpieza exagerada de la piel y de la vagina puede ser causa de infecciones por microbios exógenos. Recuérdese el papel de protección que confiere la bacteria Lactobacillus acidophilus en el hábitat de la vagina. Por otro lado, un abuso de antibióticos suministrados por vía oral puede llegar a alterar el equilibrio ecológico de la microflora intestinal.
En la piel existen dos tipos principales de "hábitat":


  Sistema inmunitario (propiamente dicho)

 Sistema de inmunidad innata, natural o inespecífica
Elementos del sistema de inmunidad natural. Si el microorganismo o partícula extraños logran atravesar la piel y los epitelios, se pone en marcha el sistema de inmunidad natural (inespecífica o innata), en el que participan los siguientes elementos:

Células:
Fagocitos (o sea, leucocitos del sistema retículo-endotelial, que se originan en la medula ósea):en la sangre: los PMN neutrófilos (de vida corta) y los monocitos; en los tejidos: los macrófagos, que se diferencian a partir de los monocitos. Todos ellos fagocitan y destruyen los agentes infecciosos que logran atravesar las superficies epiteliales.

Células asesinas naturales (células NK): son leucocitos que se activan por interferones inducidos en respuesta a virus. Reconocen y lisan células "enfermas", infectadas por virus o malignizadas (cancerosas).

Factores solubles:

Proteínas de fase aguda: aumentan su concentración rápidamente unas 100 veces ante una infección Una de ellas (la proteína C-reactiva) se une a la proteína C de la superficie del neumococo, favoreciendo que éste sea recubierto por el sistema de proteínas del complemento (al que aludiremos enseguida), lo cual a su vez facilita la fagocitosis por los fagocitos.

Sistema del complemento: se trata de un conjunto de unas 20 proteínas del suero que interaccionan entre sí y con otros componentes de los sistemas inmunes innato y adquirido. En el sistema de inmunidad innata el sistema se activa por la llamada ruta alternativa.

Funcionamiento del sistema de inmunidad natural
Endocitosis
La endocitosis es la ingestión de material soluble (macromoléculas) del fluido extracelular por medio de invaginación de pequeñas vesículas endocíticas. La endocitosis puede ocurrir de dos maneras distintas:

A) Pinocitosis
La internalización de las macromoléculas ocurre por invaginación inespecífica de la membrana plasmática. Debido a esa inespecificidad, la cuantía de la internalización depende de la concentración de las macromoléculas.

B) Endocitosis mediada por receptor
Las macromoléculas son selectivamente internalizadas debido a su unión a un receptor específico de la membrana.
En cualquiera de estos dos casos, tras la internalización, las vesículas endocíticas se fusionan entre sí y después con los endosomas. En el caso de endocitosis, el contenido ácido de los endosomas hace que se disocie la macromolécula de su receptor. El endosoma se fusiona con el lisosoma primario, para dar el lisosoma secundario. Los lisosomas primarios derivan del aparato de Golgi y transportan grandes cantidades de enzimas hidrolíticos (proteasas, nucleasas, lipasas.

Fagocitosis
La fagocitosis es la unión del microorganismo (o, en general, un agente particulado, insoluble) a la superficie de una célula fagocítica especializada (PMN, macrófago), por algún mecanismo inespecífico, de tipo primitivo (ameboide): emisión de pseudópodos y englobamiento, para crear un fagosoma (10-20 veces mayor que el endosoma) al que se unen lisosomas; a partir de aquí el proceso es similar al descrito anteriormente. La fusión de los gránulos de los fagocitos origina la destrucción del microbio en unos pocos minutos. La expansión de la membrana en la fagocitosis (emisión de pseudópodos) requiere la participación de los microfilamentos, cosa que no ocurre en la pinocitosis-endocitosis.
La destrucción del microorganismo en los lisosomas secundarios de Pero como hemos dicho, el paso inicial de la fagocitosis implica que el fagocito debe ser capaz de unirse al microorganismo y activar la membrana para poder englobarlo. Para ello, cuenta con una ayuda evolutiva que se ha "añadido" al sistema primitivo ameboide, y que aumenta su eficacia: el sistema de activación del complemento por la vía alternativa.

Activación del complemento por la ruta alternativa
 Como ya dijimos, el complemento es un conjunto de 20 proteínas del plasma, que interactúan entre sí y con otros elementos de los sistemas inmunitarios innato y adquirido, para mediar una serie de importantes respuestas inmunológicas. El complemento se activa por dos rutas diferentes: la ruta clásica, (que corresponde al sistema de inmunidad específica, y que depende de interacciones antígeno-anticuerpo), y la ruta alternativa (perteneciente al sistema natural). Ambas rutas consisten en un sistema de activación enzimática en cascada, que sigue la lógica de que el producto de una reacción es a su vez una enzima para la siguiente reacción, produciéndose una respuesta rápida y amplificada del estímulo inicial.

En la ruta alternativa podemos distinguir dos grandes fases: la iniciación por el componente C3 y el ensamblaje del complejo de ataque a la membrana (CAM).
a) Iniciación de la ruta alternativa por el componente C3.
La acción concertada del polisacárido microbiano y de la properdina del hospedador estabiliza a la C3-convertasa, que de esta forma comienza a producir grandes cantidades de C3b que se fijan a la superficie del microorganismo; a su vez, el C3b fijado provoca la producción y fijación de mayores cantidades de convertasa (C3bBb).

b)  Ensamblaje sobre la membrana del microorganismo del complejo de ataque a la membrana (CAM), por la "vía post-C3":

Ahora comienzan a juntarse, junto al C3b, y en orden secuencial, una serie de otros componentes del sistema complemento, que finalmente constituyen el llamado complejo de ataque a la membrana (CAM), que representa un canal totalmente permeable a iones y agua. Como lo que acabamos de describir ocurre en toda la superficie del microorganismo, el resultado son innumerables complejos CAM ensamblados en la membrana citoplásmica, por los que entran grandes cantidades de agua con iones Na+, que pueden provocar la lisis del microorganismo.

En este proceso se liberan algunos componentes solubles del complemento, de los cuales los más importantes son el C3a y el C5a.
Funciones biológicas del complemento activado por la ruta alternativa:

a) Como acabamos de ver, una primera secuela (aunque no siempre ocurre en todos los microorganismos) es la lisis celular por el CAM. El recubrimiento del microorganismo por numerosas unidades de C3b es un ejemplo deopsonización: facilita la unión de los fagocitos al agente extraño, para su inmediata fagocitosis. Papel de los pequeños péptidos solubles C3a y C5a:

b) estimulan la tasa respiratoria de los PMN neutrófilos, lo que supone una activación de sus mecanismos destructivos dependientes de oxígeno (citados más arriba). estos péptidos son anafilotoxinas, es decir, estimulan ladesgranulación de los mastocitos y de los PMN basófilos, lo cual supone la liberación de una variedad de sustancias
        i. histamina: provoca vasodilatación y aumento de la permeabilidad de los capilares sanguíneos.
      ii. heparina: efecto anticoagulante.
    iii.  factores quimiotácticos que atraen a PMN neutrófilos y eosinófilos.

Todo ello, como se puede ver, va encaminado a congregar hacia el foco de infección a las células fagocíticas, parte de las cuales se activan para mecanismos defensivos. Pero además, estas anafilotoxinas inducen el que los mastocitos sinteti
cen prostaglandinas (PG) y leucotrienos (LT), cuyos papeles fisiológicos son:
intervenir en el mecanismo fisiológico del dolor.

favorecer aún más la quimiotaxis de los PMN.

favorecer más la vasodilatación.                             

Reacción de inflamación aguda: en un microorganismo a un tejido, con síntomas de dolor (debido a PG y LT), enrojecimiento, hinchazón y sensación de calor, con un edema debido a la acumulación de líquido rico en leucocitos. Esta reacción deriva de algunos de los componentes citados en el anterior epígrafe:

Los péptidos C3a y C5a, junto con los factores quimitácticos segregados por los mastocitos atraen hacia el tejido afectado a los PMN que están circulando por la sangre, que atraviesan los capilares ayudados por el efecto de vasodilatación de la histamina. Al llegar al foco del microorganismo invasor, las células atraídas despliegan todo su arsenal: los PMN neutrófilos reconocen (por medio de unos receptores específicos) a los microorganismos "opsonizados" (recubiertos) por C3b, los fagocitan, y en el fagolisosoma formado descargan su "artillería química", entre ella los mecanismos dependientes de oxígeno, que han sido activados por C3a y C5a.

La vasodilatación y el incremento en la permeabilidad capilar facilitan la entrada al tejido dañado de las enzimas del sistema de coagulación sanguínea: se activa una cascada enzimática que conduce a la acumulación de cadenas insolubles de fibrina, que constituyen el coágulo sanguíneo.

Una vez ocurrida la respuesta de inflamación aguda, y eliminado el microorganismo por los fagocitos, tiene lugar la reparación del tejido dañado y la regeneración con tejido nuevo. La reparación comienza con el crecimiento de vasos capilares en el entramado de fibrina del coágulo sanguíneo. Conforme el coágulo se disuelve, va siendo sustituido por fibroblastos nuevos. La cicatriz es el resultado de la acumulación de nuevos capilares y de fibroblastos.

Otros mecanismos de inmunidad inespecífica:

A) Mecanismos humorales:

Proteínas de fase aguda. Estas proteínas incrementan su concentración espectacularmente cuando se produce una infección. Una de las m<s importantes es la proteína C-reactiva (CRP), que se produce en el hígado ante daño en tejidos. Se une al llamado polisacárido C de la pared celular de una amplia variedad de bacterias y de hongos

Interferones  : Los interferones modulan, además la función de las células NK.

B) Mecanismos celulares: dependen de células que destruyen "desde fuera" (no por fagocitosis):
Células NK (asesinas naturales): son linfocitos grandes, distintos de los B y T que veremos más adelante, y que a diferencia de estos poseen gránulos citoplásmicos. Su papel es reconocer células tumorales o infectadas con virus, se unen a ellas y liberan al espacio que queda entre ambas el contenido de sus gránulos.

Una perforina, proteína que se ensambla en la superficie de la célula enferma y origina un canal parecido al de CAM, provocando la lisis. Factores citotóxicos, que matan a la célula enferma PMN eosinófilos: especializados en atacar grandes parásitos, incluyendo helmintos.
Algunos microorganismos no desencadenan activación del complemento por la ruta alternativa, y no pueden ser lisados porque no llegan a quedar opsonizados por la proteína C3b. Incluso existen microbios que escapan al control de los fagocitos. Para poder enfrentarse con estos "invasores", la evolución ha desarrollado en los vertebrados, y principalmente en los mamíferos, una barrera defensiva adicional, aún más sofisticada, consistente en un tipo de moléculas que funcionan como "adaptadores flexibles", que por un lado se unen a los fagocitos, y por el otro se unen al microorganismo, no importa de qué tipo se trate. Este tipo de adaptadores son los anticuerpos.
En cada tipo de anticuerpos existen 3 regiones:
Una que reconoce específicamente a cada invasor dos con funciones biológicas: unión al complemento, activándolo por la ruta clásica;
unión a fagocitos.

En la inmunidad específica se dan dos tipos de respuesta:

Inmunidad específica humoral

Inmunidad específica celular. A continuación se expone un breve resumen de ambas respuestas, que nos servirá para "abrir boca" de cara al estudio con más detalle que emprenderemos más tarde.

Los anticuerpos son los mediadores de la inmunidad específica humoral.
La unión entre el antígeno (Ag) y el anticuerpo específico (Ac) provoca:

La activación del complemento por la ruta clásica, que puede conducir, al igual que en la ruta alternativa, a la lisis del microorganismo invasor;

Opsonización (recubrimiento) de los fagocitos con complejos Ag-Ac, lo cual facilita la fagocitosis;

Neutralización directa de ciertas toxinas y virus por la simple unión Ag-Ac. Obsérvese que los dos primeros efectos son formas que tiene el sistema específico de "aprovechar" elementos del sistema de inmunidad innata, mediante los cuales determinados elementos de este sistema inespecífico son "encarrilados" mediante los anticuerpos (que son específicos) hacia el foco de la infección de un determinado microorganismo, para su eliminación.

Los Ac están producidos por las células plasmáticas, diferenciadas a partir de los linfocitos B.

Los Ag son las moléculas del microorganismo o partícula extaña que evocan y reaccionan con los Ac. Son los Ag los que seleccionan el Ac específico que les hará frente. Sin embargo, cada tipo de Ac está preformado antes de entrar en contacto por primera vez con el Ag.
Tras su primer contacto con el Ag específico, cada linfocito B se multiplica y diferencia hasta dar un clon de células plasmáticas, que fabrican y excretan grandes cantidades del Ac específico para el que estaba programado el linfocito original. A este fenómeno se le conoce con el nombre de selección y expansión clonal. En cada individuo existen cientos de miles, o millones de tipos de linfocitos B, cada uno preparado para originar un clon productor del correspondiente Ac.

La respuesta de formación de Ac provocada tras el primer contacto de cada Ag con el linfocito B se llama respuesta primaria.. Ello se debe a que a partir del linfocito primario que tuvo el primer contacto, aparte del clon de células plasmáticas (responsable de la respuesta primaria), se generó en paralelo otro clon de células B de memoria: cuando el Ag entre por segunda vez, hay en el cuerpo m<s células preparadas que las que encontró en la primera ocasión. Además, estos linfocitos cebados de memoria necesitan menos divisiones celulares antes de poder diferenciarse a su vez en células plasmáticas productoras de Ac.

Características respuesta inmune específica

La respuesta inmune especifica se caracteriza por ser de carácter clonal, reconocer unos antígenos y no otros (especificidad), desarrollar memoria y  ser autoregulable.
·       
Especificidad. Se sabe que cada  antígeno estimula solo  a aquel linfocito o grupo de linfocitos que han desarrollado y en consecuencia poseen en su membrana los receptores  capaces de reconocer y unirse específicamente a él. Estos receptores, tal como se ha indicado anteriormente,  son las inmunoglobulinas de superficie  cuando se trata de linfocitos B o el   TCR cuando se trata de linfocitos T.
·      
  Clonalidad. Cuando un linfocito o grupo de linfocitos es activado, este prolifera y se diferencia en múltiples células derivadas, todas ellas con idénticos receptores de superficie. Se dice entonces que  todas estas células constituyen lo que se denomina clon celular. Tanto la especificidad como la clonalidad de la respuesta inmune fueron   originariamente definidos en los años cincuenta  por varios inmunólogos entre los que se encontraba Burnet y se conoció después por la teoría de selección clonal de  Burnet. Esta teoría  decía que cada  antígeno estimulará a aquel linfocito o grupo de linfocitos que poseen en su membrana receptores  capaces de reconocer y unirse específicamente a él y que como consecuencia se producía su proliferación y diferenciación en células con las mismas características de reconocimiento que los linfocitos originales. Este carácter clona, le confiere a este tipo de respuesta  el carácter de gran eficiencia en cuanto que cada individuo solo pone en marcha aquellos elementos, celulares y moleculares,  que le son necesarios para una determinada acción.
·       
Memoria Inmunológica. Otra característica importante de este tipo de repuesta es que el organismo mantiene memoria  de un estímulo a otro cuando son de la misma índole.  Eso se debe a la permanencia de linfocitos sensibilizados de larga vida después de un estímulo antigénico.
·        
Autorregulación. Este tipo de respuesta dispone de mecanismos internos de control, de tal forma que la intensidad de la misma se regula por acción de diversos tipos de moléculas entre las que destacan las inmunoglobulinas y sobre todo las  citocinas.    En la se recogen las distintas fases de la respuesta inmune.

 Respuesta primaria y secundaria.  
Cuando por primera vez un antígeno se pone en contacto con el organismo, se produce una respuesta inmune que se denomina respuesta primaria. Por el contrario, cuando al cabo de un tiempo el mismo antígeno vuelve a activar al sistema inmune, se produce una respuesta que denominamos respuesta secundaria o adaptativa. Ambas respuestas son, cualitativa y cuantitativamente, diferentes. Las diferencias esenciales son:
  1. En la respuesta primaria los niveles máximos de inmunoglobulinas se alcanzan tras un largo período de latencia después del estímulo antigénico, mientras que en la respuesta secundaria se alcanza más rápidamente.
  2. La respuesta primaria es de menor intensidad que la secundaria.
  3. La respuesta primaria predomina la IgM, mientras que en la secundaria predomina la IgG.
  4. La respuesta secundaria, al predominar en ella la IgG de vida media más larga que la IgM, es más permanente en su acción que la primera.
Ello se debe a que cuando un antígeno activa por primera vez a los linfocitos B, éstos necesitan tiempo para diferenciarse en las células plasmáticas responsables de la síntesis de inmunoglobulinas, mientras que cuando se trata de la respuesta secundaria, gracias a la permanencia de las células memoria, se alcanza mucho antes el nivel de células plasmáticas. Resulta así, que la respuesta será de menos intensidad que tras un segundo estímulo en que ha aumentado el número de linfocitos sensibles gracias a la permanencia de célu­las memoria con receptores idóneos para tal antígeno.  
Estos sistemas funcionan de forma secuencial, enviándose información entre ellos para una eficaz eliminación del patógeno. Así, una vez que entra el patógeno superando las barreras físico-químicas, se pone en funcionamiento el sistema inmune innato, con células y factores solubles que van a tratar de eliminarlos. Tras la activación de este sistema, es únicamente en los vertebrados donde puede ponerse en marcha el sistema inmune específico adaptativo, aunque coordinado con los componentes del sistema inmune innato. Como ejemplos de esta cooperación se encuentran el papel desempeñado por los macrófagos como células presentadoras de antígeno a los linfocitos T; los anticuerpos IgM e IgG son capaces de activar el sistema del complemento por la vía clásica; o la citotoxicidad dependiente de anticuerpo por parte de las células natural killer.

CONCEPTO DE ANTIGENO Y HAPTENO  
Se entiende por antígeno toda sustancia con capacidad para generar una respuesta inmune, esto es que posee capacidad de ser reconocida como extraña por el sistema inmune. Sabemos que prácticamente cualquier tipo de molécula biológica, incluyendo azúcares, lípidos, hormonas, metabolitos intermediarios, carbohi­dratos complejos, fosfolípidos, ácidos nucléicos y proteínas pueden ser antígenos. Si se quiere producir anticuerpos contra pequeñas moléculas, éstas deben unirse antes de la inmunización a una macromolécula. En este sistema, la molécula pequeña recibe el nombre de determinantes antígenos .
Los anticuerpos frente a un antígeno se unen a sus grupos determinantes. Esta capacidad de unión antígeno-anticuerpo (Ag-Ac), es la característica más importante y común de todas las inmunoglobulinas. Esta unión es no covalente y débil, de tal forma que la reacción es reversible, encontrándose los antígenos y los anticuerpos libres en equilibrio dinámico con los unidos. En general los antígenos son de mayor tamaño que la zona que participa en la unión con el anticuerpo, de modo que un anticuerpo solo se une a una zona muy restringida del antígeno. A esta zona del antígeno que participa en la unión con el anticuerpo se le denomina epitopo o determinante antigénico. La mayoría de los antígenos poseen múltiples epítopos, con lo que pueden unir múltiples anticuerpos a la vez siempre que los epítopos estén suficientemente alejados entre ellos para que no existan interferencias estéricas que lo impidan

Clásicamente se llamaba antígeno a toda molécula capaz de generar un anticuerpo. En la actualidad sin  embargo, se considera antígeno a cualquier molécula capaz de unirse a un anticuerpo independientemente de que pueda, por si sola, generarlo. Aquellas moléculas que además sean capaces de generar un anticuerpo se les denomina inmunogenas. En este sentido existen moléculas demasiado pequeñas que llamamos haptenos, que para generar anticuerpos necesitan ir unidas a moléculas mas grandes llamadas carrier. Una vez que se han generado de este modo, anticuerpos contra el hapteno, éste puede unirse a los anticuerpos. El hapteno es por tanto, una molécula antigénica pero no inmunógena. 
Tras la unión antígeno-anticuerpo (Ag-Ac), las sustancias extrañas (o antígenos) son neutra­lizadas y posteriormente destruidas por las inmuno­globulinas a través de meca­nismos, que pueden ser diferentes según el tipo de inmuno­globulina que participa.


INMUNOPATOLOGÍA  
Hay multitud de casos en los que los sistemas de defensa son en sí causa de enfermedad. Esto es, por ejemplo, lo que ocurre cuando el individuo reacciona incluso frente a sustancias que en principio son inocuas, como es el polen de plantas, etc. Entonces se habla de reacciones de hipersensibilidad .

En otros casos, por razones todavía no muy bien conocidas, el sistema inmune reacciona frente a componentes propios, que destruye, ocasionando graves trastornos, o incluso la muerte.  Se trata de  enfermedades por autoinmunidad, que pueden presentarse frente al sistema nervioso central, frente a casi todas las glándulas endocrinas, frente a componentes musculares, etc.

También a veces, las células encargadas de la defensa inmune, comienzan a proliferar en grandes cantidades, llegando a producir auténticos cánceres de células libres como son las leucemias, que incluso en tan sólo meses pueden terminar con la vida del individuo.
La Inmunología, en consecuencia, debe estudiar no sólo  el papel que tiene el sistema inmune  en el mantenimiento de la salud sino tam­bién  en la génesis y evolución de la enfermedad.

APORTACIONES DE LA INMUNOLOGIA    

La Inmunología ha contribuido de forma notoria al progreso de la ciencia actual, primero por aportaciones sobre bases empíricas y después sobre fundamentos sólidos, fruto del intenso esfuerzo desplegado en el estudio de los mecanismos de actuación del sistema inmune.
Durante la fase empírica que podemos considerar anterior al comienzo del presente siglo, la inmunología ofreció la solución a uno de los grandes problemas que ha azotado a la humanidad, las pandemias.  Ello fue posible gracias a Jenner quien  a finales del siglo XVIII y a Pasteur quien a su vez a finales del siglo XIX,  prepararon las vacunas de la viruela y de la rabia respectivamente. Posteriormente se desarrollarían, entre otras,   las vacunas antitifoidea (1898), anticólera (1892) y antidiftérica (1913).

Después, en lo que podríamos denominar fase científica, y debido a un mejor conocimiento de las bases biológicas y celulares del sistema inmune, la inmunología se ha desarrollado ampliamente, siendo una de las ciencias que más ha evolucionado  en los últimos años.  Hasta aproximadamente los años sesenta los aspectos inmunológicos conocidos aparecían, en el contexto de la Microbiología, como el sistema capaz de defender al organismo frente a las infecciones.  Desde entonces, los continuos avances en el conocimiento de los mecanismos implicados en la respuesta inmune han dotado a esta disciplina de un sólido cuerpo de conocimientos.

A este desarrollo han contribuido de manera especial la puesta a punto de técnicas modernas, tales como los cultivos celulares, obtención de líneas celulares puras e híbridos celulares, posibilidad de obtener  animales trangénicos, disponibilidad de las técnicas de biología molecular tales como clonaje de genes, técnica de  PCR, el  uso del láser y la microscopía electrónica.  En consecuencia, hoy día la Inmunología posee su propia contextura interna y puede ser firmemente considerada como ciencia independiente al tiempo que hace posible el desarrollo de otras áreas gracias a la aplicación de reactivos y técnicas puramente inmunológicas, adquiriendo así una amplia proyección en Medicina, Veterinaria, Biología, Bioquímica, Agronomía y Farmacia.

Células  del  sistema inmune.

 El sistema inmune se compone de una variedad de diferentes tipos de células y proteínas.
Cada componente cumple con una tarea especial dirigida a reconocer y/o reaccionar
contra material extraño.

 - Primarios: Suministran el microambiente para la maduración de los linfocitos.
- Secundarios: Se encargan de capturar el microorganismo o antígeno, suministrando el entorno adecuado para que los linfocitos interactúen con él.

LOS PRINCIPALES ÓRGANOS DEL SISTEMA INMUNE

A. Timo: El timo es un órgano localizado en la parte superior de la cavidad
torácica. Linfocitos inmaduros salen de la médula ósea y buscan su camino
al timo en dónde son instruidos para convertirse en linfocitos T maduros.

B. Hígado: El hígado es el principal órgano responsable de sintetizar proteínas
del sistema complemento. Además, contiene un gran número de células
fagocíticas las cuales ingieren bacterias de la sangre mientras ésta pasa por el
hígado.

C. Médula Ósea: La médula ósea es el lugar en el que todas las células del
sistema inmune comienzan su desarrollo a partir de células madre primitivas.

D. Amígdalas: Las amígdalas son un conjunto de linfocitos en la garganta.

E. Ganglios linfáticos: Los ganglios linfáticos son un conjunto de linfocitos B
y linfocitos T a lo largo del cuerpo. Los ganglios linfáticos son uno de los
principales sitios de formación de anticuerpos.

F. Bazo: El bazo es un conjunto de linfocitos T, linfocitos B y monocitos
localizado en el torrente sanguíneo.

G. Sangre: La sangre es el sistema circulatorio que lleva células y proteínas del
sistema inmune de una parte del cuerpo a otra.


COMPONENTES DEL SISTEMA INMUNE

El sistema inmune está compuesto por una variedad de diferentes tipos de células y
proteínas. Cada componente realiza una tarea especial dirigida a reconocer material
extraño (antígenos) y/o reaccionar contra material extraño. Para algunos componentes, el
reconocer el material como extraño al cuerpo es su principal y única función. Otros
componentes funcionan principalmente para reaccionar contra el material extraño.
Mientras que otros componentes funcionan tanto para reconocer como para reaccionar
contra antígenos extraños. Dado que las funciones del sistema inmune son críticas para la
supervivencia, algunas de ellas pueden ser realizadas por más de un componente del
sistema. Esta redundancia actúa como un mecanismo de respaldo. Por lo tanto, si un
componente del sistema completo falta o no funciona bien otro componente puede asumir
parcialmente por lo menos algunas de sus funciones.

 Los principales componentes del sistema inmune son:
 Linfocitos B
 Linfocitos T
 Fagocitos

LINFOCITOS B: Los linfocitos B (algunas veces llamados células B) son células
especializadas del sistema inmune cuya principal función es la de producir anticuerpos
(también llamados inmunoglobulinas o gammaglobulinas). Los linfocitos B se desarrollan
de células primitivas (células madre) en la médula ósea (ver lámina IV). Una vez maduros,
los linfocitos B pueden ser encontrados en la médula ósea, ganglios linfáticos, bazo,
algunas partes del intestino, y en menor proporción en el torrente sanguíneo.
 Cuando los linfocitos B son estimulados por algún material extraño (antígenos),
responden madurando en otro tipo de célula llamado células plasmáticas. Las células
plasmáticas son las células maduras que en efecto producen los anticuerpos. Los
anticuerpos, el principal producto de las células plasma, buscan su camino al torrente
sanguíneo, tejidos, secreciones respiratorias, secreciones intestinales, e incluso lágrimas.
Los anticuerpos son moléculas proteínicas del suero altamente especializadas. Para cada
antígeno extraño, hay moléculas de anticuerpos diseñados específicamente para dicho
antígeno. Tal cómo una llave y una cerradura, existen moléculas de anticuerpos que encajan
en el virus de polio, otras están dirigidas específicamente a la bacteria que causa la difteria,
y algunas otras que igualan con el virus del sarampión. La variedad de distintas moléculas
de anticuerpos es tan extensa que los linfocitos B tienen la habilidad de producirlas contra
virtualmente cualquier microorganismo posible en nuestro entorno. Cuando las moléculas
de anticuerpos reconocen a los microorganismos como extraños, se adhieren físicamente al
microorganismo y desatan una compleja cadena de reacciones que involucran a otros
componentes del sistema inmune (véase Lámina II) que eventualmente destruye al
microorganismo. Los nombres químicos de las proteínas de anticuerpos son
“inmunoglobulina” o “gammaglobulina”.
 Los anticuerpos varían de molécula a molécula con respecto a cuales
microorganismos se unan. Pueden también variar con respecto a sus funciones
especializadas en el cuerpo (véase Lámina III). Este tipo de variación en cuanto a las
funciones especializadas es determinada por la estructura química del anticuerpo, la cual a
su vez determina la clase del anticuerpo (o inmunoglobulina).

Existen 4 tipos principales de anticuerpos o inmunoglobulinas:
 Inmunoglobulina G (IgG)
 Inmunoglobulina A (IgA)
 Inmunoglobulina M (IgM)
 Inmunoglobulina E (IgE)

Cada clase de inmunoglobulina tiene características químicas especiales que le
proporcionan ventajas específicas. Por ejemplo, los anticuerpos en la fracción IgG se
forman en grandes cantidades, su duración es mayor a un mes y viajan a través del torrente sanguíneo a los tejidos con facilidad. La clase IgG es la única clase de inmunoglobulinas
que atraviesa la placenta y lleva la inmunidad de la madre al recién nacido.

 Los anticuerpos de la fracción IgA son producidos cerca de las membranas mucosas
y buscan su camino dentro de secreciones tales como lágrimas, saliva, bilis y moco, donde
protegen contra infecciones del tracto respiratorio y los intestinos.
 Los anticuerpos de la clase IgM son los primeros anticuerpos formados en respuesta
a infecciones. Por lo anterior, son muy importantes para proteger durante los días
tempranos de una infección.

 Los anticuerpos de la clase IgE son responsables ante reacciones alérgicas.

 Los anticuerpos protegen al portador contra infecciones de varias maneras. Por
ejemplo, algunos microorganismos, tales como los virus, deben adherirse a las células del
cuerpo antes de poder causar alguna infección, pero al unirse el anticuerpo a la superficie
del virus puede interferir con la habilidad del virus de adherirse a la célula huésped.
Además la adhesión del anticuerpo a la superficie de algunos microorganismos puede
provocar la activación de un grupo de proteínas llamadas sistema complemento que mata
directamente bacterias o virus. Las bacterias cubiertas por anticuerpos son también mucho
más fáciles de ser ingeridas y destruidas por los fagocitos (ver a continuación) que aquellas
bacterias que no se encuentran cubiertas por anticuerpos. Todas estas acciones de los
anticuerpos previenen que los microorganismos tengan éxito al invadir los tejidos
corporales y provoquen infecciones serias.

LINFOCITOS T: Los linfocitos T ( en ocasiones llamados células T) son otro tipo de
células inmunes. Los linfocitos T no producen moléculas de anticuerpos. Las tareas
especializadas de los linfocitos T son: (1) atacar directamente antígenos extraños tales
como virus, hongos o tejidos transplantados, y (2) actuar como reguladores del sistema
inmune. Los linfocitos T se desarrollan a partir de células madre en la médula ósea. Desde
muy temprano en la vida fetal, las células inmaduras emigran al timo, un órgano
especializado del sistema inmune en la cavidad torácica. Dentro del timo, los linfocitos
inmaduros se desarrollan en linfocitos T maduros (la “T” proviene de Timo). El timo es
esencial en este proceso, y los linfocitos T no pueden desarrollarse si el feto no tuviera
timo. Los linfocitos T maduros dejan el timo para poblar otros órganos del sistema inmune,
tales como el bazo, los ganglios linfáticos, la médula ósea y la sangre. Cada linfocito T
reacciona con un antígeno específico, así como cada molécula de anticuerpo reacciona con
un antígeno específico. De hecho, los linfocitos T tienen moléculas en sus superficies que
son parecidas a los anticuerpos y reconocen a los antígenos. La variedad de los distintos
linfocitos T es tan extensa que el cuerpo tiene linfocitos T que pueden reaccionar
virtualmente contra cualquier antígeno.

Los linfocitos T varían también de acuerdo a sus funciones. Existen (1) linfocitos T
“asesinos” o “efectores”, (2) linfocitos T “ayudantes”, y (3) linfocitos T “supresores”.
Cada uno tiene una tarea que cumplir en el sistema inmune. Los linfocitos T efectores son
los que llevan a cabo la destrucción del microorganismo invasor. Estos protegen al cuerpo
de ciertas bacterias y virus que tienen la habilidad de sobrevivir e incluso reproducirse
dentro de las células del cuerpo. Los linfocitos T efectores responden también a tejidos
extraños al cuerpo, tales como un riñón transplantado. Estos emigran al sitio en donde
exista una infección o tejido transplantado. Una vez que se encuentran ahí, la célula
efectora se dirige directamente a su blanco y lo destruye.

Los linfocitos T ayudantes, asisten a los linfocitos B en producir anticuerpos y
asisten a los linfocitos T efectores en su ataque a sustancias extrañas. Los linfocitos T
ayudantes “ayudan” o aumenta la función de los linfocitos-B, provocando que estos
produzcan más anticuerpos más rápidamente y a cambiar de la producción de IgM a IgG y
a IgA.

 Los linfocitos T supresores, suprimen o apagan a los linfocitos T ayudantes. Sin las
células supresoras, el sistema inmune seguiría trabajando aún cuando una infección haya
sido curada y exagerarían la reacción ante la infección. Juntos, los linfocitos ayudantes y
supresores actúan como el termostato del sistema de linfocitos lo que le permite funcionar
lo suficiente - ni demasiado ni muy poco.

FAGOCITOS: Los fagocitos son células especializadas del sistema inmune cuya principal
función es la de ingerir y destruir microorganismos. Estas células, como algunas otras en el
sistema inmune, se desarrollan a partir de células madre en la médula ósea. Habiendo
madurado, emigran a todos los tejidos del cuerpo, pero son especialmente prominentes en
el torrente sanguíneo, bazo, hígado, ganglios linfáticos y pulmones.

 Hay diversos tipos de fagocitos. Leucocitos polimorfonucleares (neutrófilos o
granulocitos) que son encontrados en el torrente sanguíneo y pueden emigrar a sitios de
infección en cuestión de minutos. Son estas células fagocíticas las que aumentan en
número en el torrente sanguíneo durante una infección y son en gran parte responsables por
un recuento elevado de glóbulos blancos en la sangre cuando existe una infección. Son
también los fagocitos los que dejan el torrente sanguíneo y se acumulan en los tejidos
durante las primeras horas de la infección, y son responsables por la formación de “pus”.

Los monocitos, otro tipo de células fagocíticas, se encuentran también circulando en
el torrente sanguíneo. Estos también forran las paredes de los vasos sanguíneos en órganos
como el hígado y bazo. Aquí capturan microorganismos mientras pasan por la sangre.
Cuando los monocitos dejan el torrente sanguíneo y entran a los tejidos, estos cambian en
forma y tamaño y se convierten en macrófagos.

 Las células fagocíticas cumplen un número de funciones críticas en la defensa del
cuerpo contra infecciones. Tienen la habilidad de dejar el torrente sanguíneo y moverse
dentro de los tejidos hacia el lugar de la infección. Una vez que se encuentran en el lugar
de la infección, ingieren al microorganismo invasor. La ingestión del microorganismo por
las células facocíticas se vuelve más fácil cuando los microorganismos se encuentran
cubiertos ya sea por el anticuerpo, por el complemento o por ambos. Habiendo ingerido al
microorganismo, el fagocito inicia una serie de reacciones químicas dentro de la célula, lo cual resulta en la muerte del microorganismo.

CELULAS AGRESORAS NATURALES (NK)

 A  diferencia de otros linfocitos carecen de especialidad y de memoria, por lo que forma parte del sistema de inmunidad natural o inespecífico.

·  Representan el 15-20% de los linfocitos sanguíneos.

· Sus marcadores distintivos son CD16 y CD57, pero carecen de marcadores de los linfocitos del sistema específicos.

·        Su maduración es extratimica.

·        La mayoría son linfocitos granulares grandes (no todos), con mayor proporción de citoplasma que los T o B.

·        Poseen mitocondrias y ribosomas libres, pero poco REr.

Poseen dos tipos de función:

· Acción citotóxica

·        Acción reguladora del sistema inmune a través de las citoquinas que producen.

LAS CÉLULAS MIELOIDES

Este grupo de células están integrado por:

FAGOCITOS: estos incluyen los neutrófilos, monocitos, macrófagos. Para estudiarlos, los estudiaremos dependiendo del número de núcleos.

Polimorfos nucleares neutrófilos
·        -Constituyen el 90% de los leucocitos.

·        -Son de vida corta., solo duran de 2 a 3 dias.

·        -Son los primeros en llegar a la zona de infección

·        -Estas células constituyen una buena barrera defensiva frente a bacterias.


Fagocitos mononucleares
Estos están constituidos por los monocitos circulantes y por los macrófagos tisulares.

Monocitos:
·        -Sus granulos son lisosomas que contienen peroxidasa e hidrolasas ácidas importantes para el mecanismo de muerte intracelular de microorganismos.


Macrófagos:
Los monocitos migran a tejidos y se diferencian a macrófagos. Los macrófagos pueden ser:
·        Residentes: cumple misiones concretas en cada uno de los tejidos, recibiendo diferentes nombres dependiendo de su localización.

·    Libres:  están estratégicamente situados para atrapar material extraño en órganos linfoides secundarios


Los macrófagos son células de vida más larga que los neutrófilos. Están especialmente adaptados a luchar contra virus,  bacterias y protozoos celulares.


CELULAS DENDRITICAS
Son morfológicamente parecidas a las células dendríticas del SN.  Existen dos tipos d estas células:

Células dendríticas interdigitantes: aparentemente derivan de precursores mieloides de la médula ósea. Están presentes en los intersticios de la mayor parte de los órganos.

Células dendríticas foliculares: estas no derivan de la médula ósea. Están presentes en los folículos secundarios de las áreas ricas en células B de los ganglios y del bazo.

 EOSINOFILOS: Son células móviles que pueden migrar desde la sangre a los tejidos,  atraídos por factores quimiotacticos. Su función principal es la defensa inespecífica frente a grandes parásitos.

BASOFILOS Y MASTOCITOS: Constituyen menos del 1% de los leucocitos. Aunque parece que los mastocitos derivan de la misma rama que los basófilos, estos últimos circulan en sangre y los mastocitos residen en los tejidos.

PLAQUETAS: Son células anucleadas que derivan de los meganocitos de la médula ósea. Su papel no inmune consiste en colaborar con la coagulación de la sangre. Su actividad inmune se centra en los fenómenos de inflamación.